Absalón huyó luego . Entre tanto , alzando sus ojos el joven que estaba en atalaya, miró, y he aquí mucho pueblo que venía a sus espaldas por el camino de hacia el monte.
Y dijo al rey: No me impute mi señor mi iniquidad, ni tengas memoria de los males que tu siervo hizo el día que mi señor el rey salió de Jerusalén, para guardarlos el rey en su corazón;