Por tanto os escribo esto ausente, por no trataros en presencia con más dureza, conforme a la potestad que el Señor me ha dado para edificación, y no para destrucción.
Así que, aunque os escribí, no fue solamente por causa del que hizo la injuria, ni por causa del que la padeció, sino también para que os fuese manifiesta nuestra solicitud que tenemos por vosotros delante de Dios.
como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del Evangelio, sois todos vosotros compañeros de mi gracia.