y no como Moisés, que ponía un velo sobre su faz, para que los hijos de Israel no pusiesen los ojos en su cara, cuya gloria había de perecer.
Luego le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le hizo que mirase; y fue sano, y vio de lejos y claramente a todos.
Porque el fin de la ley es el Cristo, para dar justicia a todo aquel que cree.
Y si el ministerio de muerte en la letra grabado en piedras, fue para gloria, tanto que los hijos de Israel no pudiesen poner los ojos en la faz de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
lo cual es la sombra de lo que estaba por venir; mas el cuerpo es del Cristo.