Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo sientan en su lugar. Allí se está, y no se mueve de su lugar; le dan voces, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.
Como palma lo igualan, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos; porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.
Y esto érais algunos; mas ya sois lavados, mas ya sois santificados, mas ya sois justificados en el Nombre del Señor Jesús, y en el Espíritu del Dios nuestro.
Porque ellos cuentan de nosotros cuál entrada tuvimos a vosotros; y de qué manera fuisteis convertidos a Dios dejando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero.
Porque también éramos nosotros locos en otro tiempo, rebeldes, errados, sirviendo a las concupiscencias y los deleites diversos, viviendo en malicia y en envidia, aborrecibles, aborreciéndonos los unos a los otros.
sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación (la cual recibisteis de vuestros padres), no con cosas corruptibles, como oro o plata;
Porque nos debe bastar que el tiempo pasado de nuestra vida hayamos hecho la voluntad de los gentiles, cuando conversábamos en lascivias, en concupiscencias, en embriagueces, en glotonerías, en orgías, y en abominables idolatrías.