para que ninguna carne se jacte en su presencia.
Los que confían en sus haciendas, y en la muchedumbre de sus riquezas se jactan,
¿Se gloriará el hacha contra el que con ella corta? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la mueve? Como si el bordón se levantase contra los que lo levantan; como si se levantase la vara, ¿no es leño?
Así dijo el SEÑOR: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni se alabe el valiente en su valentía, ni el rico se alabe en sus riquezas.
Así que tengo de qué gloriarme en el Ungido, Jesús, para con Dios.
Pero sabemos que todo lo que la ley dice, a los que están en la ley lo dice, para que toda boca se tape, y que todo el mundo se sujete a Dios;
¿Dónde pues está la jactancia? Es echada fuera. ¿Por cuál ley? ¿De las obras? No; sino por la ley de la fe.
Que si Abraham fue justificado por la obras, tiene de qué gloriarse; mas no para con Dios.
para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.
Porque ¿quién te hace juzgar? ¿O qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿de qué te glorias como si no lo hubieras recibido?
No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poquito de levadura leuda toda la masa?
no por obras, para que nadie se gloríe.