Cuando Jesús lo oyó, le dijo: 'Todav a te queda una cosa: vende todo cuanto tienes y distribúyelo entre los pobres, que as tendrás un tesoro en el cielo; ven luego y s gueme'.
Si alguno dice: 'Yo amo a Dios', pero odia a su hermano, es mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.
Porque Dios no es injusto como para olvidarse de vuestra obra y del amor que habéis mostrado por su nombre, cuando ya antes servisteis al pueblo santo y lo segu s sirviendo ahora.
Fijó su vista en él y, atemorizado, le dijo: '¿Qué pasa, Se or?'. Le respondió: 'Tus oraciones y tus limosnas han subido como memorial ante la presencia de Dios.
Pues algunos pensaban que, como Judas estaba encargado de la bolsa, Jesús quer a decirle: 'Compra lo que nos hace falta para la fiesta', o que les diera algo a los pobres.
Pero Zaqueo se levantó y dijo al Se or: 'Mira, Se or: voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes; y si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces más'.
El que roba, que no robe más, sino al contrario, que trabaje haciendo el bien con sus propias manos, para que tenga algo que compartir con el necesitado.
A los ricos de este mundo, recomiéndales que no sean altivos, ni pongan su esperanza en cosa tan insegura como la riqueza, sino en Dios, que nos provee de todo espléndidamente para nuestra satisfacción;