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Referencias Cruzadas

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1 Juan 5:10

Biblia Castilian 2003

El que cree en el Hijo de Dios, en s mismo tiene el testimonio. El que no cree a Dios, le tacha de mentiroso, por no haber cre do en el testimonio que Dios dio acerca de su Hijo.

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22 Referencias Cruzadas  

El Esp ritu mismo da testimonio a nuestro esp ritu de que somos hijos de Dios.

Y prueba de que sois hijos es que Dios envió a nuestros corazones el Esp ritu de su Hijo, que clama: ¡ Abbá, Padre!

El que acepta su testimonio, certifica que Dios es veraz.

ni tenéis su palabra que permanezca en vosotros, porque no creéis a aquel a quien Él envió.

Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros se halle un corazón malvado e incrédulo que lo aparte del Dios vivo;

No es Dios un hombre que pueda mentir, ni hijo de hombre que deba retractarse. ¿Es que él dice y no hace? ¿Es que él promete y no cumple?

Quien cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y quien ama al que le dio el ser ama también al que ha nacido de él.

Si decimos que no hemos pecado, tachamos a Dios de mentiroso y su palabra no está en nosotros.

Los secretos del Se or se dan al que le teme, y, para instruirle, su alianza.

Quien tenga o dos, oiga lo que dice el Esp ritu a las Iglesias. Al que venza, le daré el maná escondido y una piedrecita blanca sobre la que habrá escrito un nombre que nadie conoce sino el que lo recibe'.

pues habéis muerto, y vuestra vida está oculta, juntamente con Cristo, en Dios.

pues Yahveh aborrece a los perversos y pone su confianza en los justos.

El dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra los demás descendientes de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús.

Yo le daré la estrella de la ma ana, que a mi vez he recibido de mi Padre'.

Nos confirma as la palabra profética, a la que hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que brilla en lugar oscuro, hasta que despunte el d a y salga el lucero de la ma ana en vuestro corazón.

Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que ninguno de los que creen en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

¿Quién creyó nuestras noticias? El brazo de Yahveh, ¿a quién se reveló?

¿No es as ? ¿Quién podrá desmentirme y reducir a nada mis palabras?'

¿Por qué mi dolor ha de ser continuo y mi llaga tan incurable que se resiste a ser sanada? ¡Ay! Eres para m como torrente enga oso, como aguas no fiables.

El que cree en él no se condena; pero el que no cree ya está condenado, por no haber cre do en el nombre del Hijo único de Dios.

Ahora digo yo: mientras el heredero es ni o, en nada se diferencia de un esclavo, aunque sea due o de todo;




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