Por eso os hago saber que nadie que habla en Esp ritu de Dios, dice: '¡Maldito sea Jesús!'. Y nadie puede decir: 'Jesús es Se or', sino en el Esp ritu Santo.
Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros. Nosotros vimos su gloria, gloria como de Hijo único que viene del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Sin lugar a dudas, grande es el misterio de la religión: Él ha sido manifestado en carne, justificado en esp ritu, visto por ángeles, proclamado entre gentiles, cre do en el mundo, ascendido en gloria.
Y todo esp ritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios, sino que ése es del anticristo, del cual habéis o do decir que viene y ya, al presente, está en el mundo.