¿Quién podrá condenar? Pero es que, además, Cristo [Jesús], el que murió, mejor aún, el resucitado, el que está a la diestra de Dios, aboga en favor nuestro.
Cristo no entró, en efecto, en un santuario de hechura humana, imagen del auténtico, sino en el propio cielo, para aparecer ahora en la presencia de Dios en favor nuestro.
No trabajéis por conseguir el alimento perecedero, sino el que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque éste es el que el Padre, Dios, ha marcado con su sello'.
Porque también Cristo murió de una vez para siempre por los pecados, el justo por los injustos, para llevaros a Dios. Entregado a la muerte según la carne, fue vivificado según el esp ritu,
'Yo tengo un testimonio que es superior al de Juan: las obras que el Padre me ha encomendado llevar a término, estas mismas obras que yo estoy haciendo, dan testimonio en favor m o de que el Padre me ha enviado.
Todo me lo ha confiado mi Padre. Y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo quiere revelárselo'.
Salta de gozo, hija de Sión, da gritos de júbilo, hija de Jerusalén. Mira a tu rey que viene a ti: es justo y victorioso, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de un asna.
'Hijitos, ya es poco el tiempo que voy a estar con vosotros. Me buscaréis y, como dije a los jud os, también os digo ahora a vosotros: a donde yo voy, no podéis venir vosotros.'
¿A quién de entre los profetas no persiguieron vuestros padres? Incluso dieron muerte a los que preanunciaban la venida del Justo, a quien vosotros, ahora habéis traicionado y asesinado;
Porque, si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios mediante la muerte de su Hijo, con mucha más razón, una vez reconciliados, seremos salvados por su vida.