Isaías 1:13 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual
13-14 ”¡Para mí, esas ofrendas no tienen ningún valor! ¡Ya no quiero que las traigan! Y no me ofrezcan incienso porque ya no lo soporto. Tampoco soporto sus fiestas de sábado y luna nueva, ni reuniones de gente malvada. Me resultan tan molestas que ya no las aguanto.
13 No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes.
13 Dejen de traerme sus regalos sin sentido. ¡El incienso de sus ofrendas me da asco! En cuanto a sus celebraciones de luna nueva, del día de descanso y de sus días especiales de ayuno, todos son pecaminosos y falsos. ¡No quiero más de sus piadosas reuniones!
13 No sigáis trayendo ofrendas inútiles; El incienso me es abominación, También los novilunios, los shabbatot y el convocar asamblea. ¡No tolero la iniquidad junto a la asamblea solemne!°
Pero hay gente que me adora ofreciendo un toro en sacrificio, y después sale y mata a una persona. »Hay gente que me sacrifica una oveja y ofrece a los ídolos un perro. Hay gente que me presenta ofrendas de cereales y luego me ofende ofreciendo a los ídolos sangre de cerdos. Hay gente que me honra con incienso y luego bendice a un ídolo. »Esa gente hace lo que quiere, porque así lo ha decidido;
¡Prefiero que se cierren las puertas de mi templo! Ya no me traigan esta clase de ofrendas, porque estoy muy molesto con ustedes y no se las voy a aceptar.
”¡Israelitas! Yo soy su Dios. Si no quieren obedecerme, ¡entonces sigan adorando a sus ídolos malolientes! Pero llegará el día en que tendrán que obedecerme y no dejaré que me falten al respeto presentando esas ofrendas a sus ídolos.
»¡Qué mal les va a ir! Ustedes se preocupan por dar a Dios, como ofrenda, la décima parte de las legumbres, de la menta y de la ruda que cosechan en sus terrenos. Pero no lo aman ni son justos con los demás. Deben dar a Dios la décima parte de todo, pero sin dejar de amarlo y sin dejar de ser justos.
»¡Toquen la trompeta en Jerusalén! ¡Que se reúna todo el pueblo! ¡Que vengan los ancianos y los niños, y hasta los recién casados! ¡Que ayunen y se preparen para adorar a Dios!
Como quien derriba una choza, Dios destruyó su templo. Ya nadie en Jerusalén celebra los sábados ni los días de fiesta. Dio rienda suelta a su enojo contra el rey y los sacerdotes.
No hagan que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios, que es como un sello de identidad que Dios puso en ustedes, para reconocerlos cuando llegue el día en que para siempre serán liberados del pecado.
Es cierto que algunos anuncian la buena noticia porque de veras quieren ayudar: aman a Cristo y saben que Dios me ha dado la tarea de defender la buena noticia. En cambio, hay otros que lo hacen solo por competir conmigo, o porque me envidian.
«Toma un martillo y haz dos trompetas de plata, que solo podrán tocar los sacerdotes descendientes de Aarón. Enséñale al pueblo que yo he dado esta orden: Cuando los sacerdotes toquen las dos trompetas, toda la gente se debe reunir delante de ti a la entrada del santuario. Un solo toque de trompeta significa que solo deben reunirse contigo los jefes de las tribus. »Las trompetas también te servirán para darle al pueblo la señal de ponerse en marcha. El toque de dos trompetas acompañado de fuertes gritos querrá decir que deben ponerse en marcha todos los que estén al este del campamento. A un nuevo toque de trompeta, se pondrán en marcha los que estén acampados en el sur. Esta será una ley permanente para ustedes.
»El primer día de cada mes, y el día sábado, de cada semana, todos vendrán a adorarme. »Cuando mi pueblo salga, verá en el suelo los cadáveres de los que se rebelaron contra mí. Allí los gusanos nunca mueren, y el fuego nunca se apaga. »¡El mundo entero lo verá y se llenará de espanto! Les juro que así será».
El esposo le preguntó: —¿Por qué vas a ir a verlo? Hoy no es día de fiesta religiosa; tampoco es sábado ni hay luna nueva. La mujer respondió: —Yo sé lo que hago.