Jesús es nuestra redencion.
La muerte de Cristo es el pago que nos redime de la deuda pendiente con la ley de Dios, porque fue nuestro rescate y nos garantiza por siempre un lugar en su familia. La palabra redención (prefijo re-, de nuevo, y émere, comprar), significa “volver a comprar”. Un redentor es alguien que redime; alguien que compra. Por otro lado, la palabra “rescatar” viene de la raíz “redimere”. Un rescate es el precio que se paga para redimir algo. Jesús vino a rescatarnos/comprarnos, y es por eso que hablamos de Jesús como nuestro redentor. En la Palabra leemos que Cristo vino a rescatarnos de la ira de Dios pagando el precio de la deuda que tenemos ante Dios por nuestra rebelión. Por nuestros pecados, merecemos la maldición de Dios, pero Cristo la llevó por nosotros en la cruz conforme a la ley de Dios. Como bien lo expresa uno de mis predicadores favoritos: Dios trató a Jesús como si hubiese vivido tu vida, para tratarte a ti como si hubieses vivido Su vida. Si Dios nos perdonara sin el debido pago, como si el pecado fuese algo insignificante cuando en realidad es una ofensa ante Dios, Él traicionaría Su propia gloria. Dios, quien no debe misericordia, en Su misericordia se propuso salvarnos para alabanza de Su gracia (Efesios 1:6-7) sin pasar por alto Su justicia, así que envió a Su Hijo para que Él pagase lo que sólo Él podía pagar y así nos hiciera Suyos. Cristo fue la propiciación por nuestros pecados; en otras Palabras, en Él fue descargada toda la ira de Dios que merecemos.
Job 19:25
Pariente, rescate, redención, fiador (Rut 4:14; Mateo 20:28; 1 Timoteo 2:6; 1 Corintios 1:30; Hebreos 7:22)