El Señor es mi bandera.
Dios nos da la victoria contra la carne, contra el mundo y contra el diablo. Nuestras batallas son sus batallas de la luz contra las tinieblas y del bien en contra del mal.
Éxodo 17:15-16; Deuteronomio 20:3,4; Isaías 11:10-12.
También se conoce como Yhvéh-Nissi. Nombre del altar que edificó Moisés después de derrotar a los amalecitas en Refidim. Isaías profetiza que la «raíz de Isaí» (Jesús) se levantará como un estandarte para los pueblos (Isaías 11:10). Dios nos da la victoria contra la carne, contra el mundo y contra el diablo. Nuestras batallas son sus batallas de la luz contra las tinieblas y del bien contra el mal. Todos tenemos un enemigo o enemigos a vencer. No podemos vencerlos solos. Necesitamos la ayuda divina. Es en esos casos cuando la oración, dispuesta cual altar, debe estar activada constantemente hacia el Trono de Dios. Y también debemos tener los brazos en alto. Perseverar en la acción sin desfallecer. En el relato de la Biblia vemos cómo Josué luchó hasta que se puso el Sol, es decir, hasta que se acabó el día y fue sometido el enemigo. Si uno quiere tener el triunfo sobre el enemigo, debe perseverar hasta el final.