¡Fueron tantos tus pecados, y tan sucios tus negocios que ni tus templos respetaste! ”Por eso hice que de tu interior brotara un fuego que te quemara. Las naciones que te conocían, y que antes te admiraban, hoy se quedan impresionadas al verte por el suelo, convertido ya en cenizas. ¡Eres motivo de espanto porque has dejado de existir!”»
Entonces te dedicarán este canto fúnebre: “Ciudad de Tiro, antes tan conocida, tan poderosa en el mar y tan temida por todos, ¡cómo has quedado destruida!
En los muchos negocios que hacías, llegaste a ser muy violento. Por eso te arrojé de mi montaña. ¡El ángel que te protegía te alejó de las piedras de fuego!
«Tú, Ezequiel, dile de mi parte al rey de Tiro: “Eres demasiado orgulloso. Hasta crees que eres un dios porque reinas en medio del mar. Pero no te creas tan sabio, porque no eres más que un hombre.
»Los habitantes de Ascalón verán esto y temblarán de miedo, y la ciudad se quedará vacía; los habitantes de Gaza sufrirán al perder su rey, y los habitantes de Ecrón sufrirán al perder la esperanza.