8 Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron.
8 Y los limpiaré de toda su iniquidad, con la cual pecaron contra mí, y perdonaré todos sus pecados con los cuales pecaron contra mí, y con los cuales transgredieron mis mandamientos.
8 Voy a purificarlos de toda la iniquidad con que pecaron contra mí; voy a perdonarles todas las iniquidades con que pecaron contra mí y con las cuales se rebelaron contra mí.
»Ese día yo perdonaré a mi pueblo. Los descendientes de David y los habitantes de Jerusalén siempre encontrarán perdón en mí. Borraré de la tierra a todos los ídolos, y nunca más serán recordados. Acabaré también con sus profetas, que hablaban guiados por malos espíritus. Cuando alguien quiera engañarlos, diciendo que habla de mi parte, sus propios padres lo condenarán a morir, y ellos mismos lo matarán. Yo soy el Dios todopoderoso, y juro que así se hará.
»Ya no hará falta que unos sean maestros de otros, y que les enseñen a conocerme, porque todos me conocerán, desde el más joven hasta el más viejo. Yo les perdonaré todas sus maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados. Les juro que así será».
Dios también dijo: «No castigaré a todos. A los que deje con vida, les permitiré vivir en Jerusalén y serán llamados: “Pueblo elegido de Dios”. »Cuando llegue ese día, haré que prosperen y vivan bien. Mi pueblo se pondrá orgulloso de los frutos que su tierra le dará.
No volverá Dios a castigarte, bella ciudad de Jerusalén, pues ya se ha cumplido tu castigo. Pero a ti, ciudad de Edom, Dios te castigará por tus pecados.