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အွန်လိုင်း သမ္မာကျမ်းစာ

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Isaías 50:4 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

4 El fiel servidor dijo: «Dios me enseñó a consolar a los que están afligidos y cansados. Me despierta todas las mañanas, para que reciba sus enseñanzas como todo buen discípulo.

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နောက်ထပ်ဗားရှင်းများ

Biblia Reina Valera 1960

4 Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 El Señor Soberano me ha dado sus palabras de sabiduría, para que yo sepa consolar a los fatigados. Mañana tras mañana me despierta y me abre el entendimiento a su voluntad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 El Señor Yavé me ha concedido el poder hablar como su discípulo. Y ha puesto en mi boca las palabras para fortalecer al que está aburrido. A la mañana él despierta mi mente y lo escucho como lo hacen los discípulos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Adonay YHVH me dio lengua de sabios,° Para saber sustentar con palabras al cansado. Cada mañana me despierta, Cada mañana despierta mi oído, para que escuche como discípulo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 El Señor Yahveh me ha dado lengua de discípulos, para que sepa sostener al cansado con una palabra. Él me despierta mañana tras mañana, para que escuche como los discípulos.

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Isaías 50:4
31 ပူးပေါင်းရင်းမြစ်များ  

Yo les ayudaré a contestar con inteligencia, y ninguno de sus enemigos podrá contradecirlos ni decir que están equivocados.


Las palabras dichas a tiempo son como manzanas de oro con adornos de plata.


Es muy bueno dar buenas respuestas, pero responder a tiempo es aún mejor.


Muy temprano me levanto para pedirte que me ayudes, pues confío en tu palabra.


En ti confío; ¡a ti dirijo mi oración! Cada nuevo día hazme saber que me amas; ¡dime qué debo hacer!


Todos hablaban bien de Jesús, pues se admiraban de lo agradables que eran sus enseñanzas. La gente preguntaba: —¿No es este el hijo de José?


Llegó a su pueblo y comenzó a enseñar en la sinagoga. La gente estaba tan sorprendida que algunos decían: «¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿Cómo puede hacer esos milagros?» Otros decían:


»Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar.


Nadie pudo responderle a Jesús, y desde ese momento ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.


Los guardias contestaron: —¡Nunca ha hablado nadie como lo hace ese hombre!


2 (3) El rey es el hombre más hermoso y sabe hablar con elegancia. Bien puede verse que Dios siempre lo bendice.


13-14 (14-15) Dios mío, todas las mañanas te busco en oración; ¡yo te ruego que me ayudes! ¿Por qué me rechazas? ¿Por qué me das la espalda?


La angustia causa tristeza; pero una palabra amable trae alegría.


Entonces Isaías les dijo a sus discípulos: «Mantengan en secreto mis mensajes y las enseñanzas que les he dado.


Además, se burlan de mí y dicen: “¡Cómo se atreve a darnos lecciones y a enseñarnos lo que dice Dios! ¡Ni que fuéramos niños chiquitos


El enemigo los arrastrará cada vez que los ataque. Vendrá día tras día; vendrá de día y de noche. Cuando oigan que viene el enemigo, se pondrán a temblar de miedo.


»Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos;


Dios les da nuevas fuerzas a los débiles y cansados.


»Ninguno de ustedes teme a Dios ni obedece la voz de su fiel servidor. Caminan en la oscuridad, sin un rayo de luz, no confían en el único Dios.


Yo instruiré a tus habitantes, y todos vivirán en paz.


A los que tengan hambre les daré de comer, y a los que tengan sed les daré de beber».


”Todas las mañanas, sin falta, deberán ofrecerme un cordero de un año, sin ningún defecto, para que sea quemado en mi honor. También deberán presentarme cada mañana una ofrenda de siete kilos de cereal y un litro de aceite. El aceite deberá derramarse sobre la harina.


»Dios elegirá ese profeta de entre el pueblo. Será uno de los nuestros, y hará lo mismo que ahora hago; es decir, les comunicará todo lo que Dios quiera decirles.


palabras no te faltaban para alentar a los tristes y apoyar a los débiles.


7 (8) Por eso te he dicho: «Aquí me tienes». Así me lo enseña la Ley de Moisés.


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