»El jefe de los sacerdotes es el más importante de todos los sacerdotes, pues cuando fue consagrado a mi servicio recibió el traje sacerdotal y sobre su cabeza se derramó el aceite de consagrar. Por eso, el jefe de los sacerdotes no deberá llevar suelto el cabello ni romperse su ropa en señal de luto.
Besalel preparó el aceite de consagrar y el incienso perfumado y puro. Los hizo como se hacen los buenos perfumes. Todo esto fue hecho siguiendo las instrucciones que Dios le dio a Moisés.
Luego rociarás sobre la ropa de Aarón y de sus hijos un poco de la sangre que quede sobre el altar, y un poco del aceite de consagrar. Así ellos y sus ropas sacerdotales quedarán dedicados a mi servicio.
Por lo tanto, no deben derramarlo sobre cualquier persona, ni tampoco deben preparar otro aceite igual para otros usos. Este es un aceite muy especial, y así deben tratarlo.