2 Cuando llegues allí, visita en aquel lugar a Jehú ben Josafat, hijo de Nimsi; entonces entra, haz que se levante de entre sus hermanos, y llévalo a una habitación interior.
2 Cuando llegues allí, procura ver a Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsí. Entra, haz que se levante de en medio de sus hermanos y llévalo a una habitación apartada.
El rey Joram había ido a la ciudad de Ramot de Galaad para defenderla del ataque de Hazael, rey de Siria. Pero los sirios hirieron a Joram en la batalla y este tuvo que regresar a la ciudad de Jezreel para curarse. Ocozías, rey de Judá, se enteró de lo sucedido y fue a visitarlo. Mientras tanto, Jehú hacía planes para matar a Joram, así que les dijo a sus compañeros: «Si ustedes de verdad quieren que yo sea el rey, no permitan que nadie vaya a Jezreel a avisarle a Joram de mis planes». Entonces Jehú subió a su carro de combate y se fue a Jezreel.
Cuando Jehú fue a reunirse con los demás jefes del ejército, estos le preguntaron: —¿Qué quería ese loco? ¿Hay algún problema? Jehú les contestó: —Ustedes ya lo conocen; solo dice tonterías.
Cuando llegó, los jefes del ejército estaban reunidos. El profeta dijo: —Tengo que decirle algo, mi capitán. Jehú preguntó: —¿A quién de nosotros? El profeta respondió: —A usted, mi capitán.
El hombre de la torre dijo de nuevo: «El otro jinete llegó también, pero no regresa. Por la manera de conducir parece que se trata de Jehú, pues viene muy rápido».
El resto del ejército sirio se escapó a la ciudad de Afec. Pero la muralla de la ciudad cayó encima de los veintisiete mil hombres que habían escapado. Ben-hadad también escapó y se escondió en una habitación, en una casa de la ciudad.