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Salmos 107:12 - La Biblia Textual 3a Edicion

12 Por eso humilló sus corazones con duros trabajos, Tropezaron, y no hubo quien ayudara.

em-bólúnotó Nkera


Biblia Sinyati te nkutuk oo lmaasai naisiraki eng’ejuk enye enye

Biblia Reina Valera 1960

12 Por eso quebrantó con el trabajo sus corazones; Cayeron, y no hubo quien los ayudase.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Por eso los doblegó con trabajo forzado; cayeron, y no hubo quien los ayudara.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 En la pena él sumió su corazón, sucumbían y nadie los socorría.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 se consumían en vanas fatigas, tambaleando, sin nadie por ayuda.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Por lo que quebrantó con trabajo sus corazones, cayeron y no hubo quien les ayudase;

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Salmos 107:12
19 Eitobir Enkop  

No te alejes de mí, porque la angustia está cerca, Porque no hay quien ayude.


Después de muchos días, sucedió que el rey de Egipto murió, y los hijos de Israel gemían a causa de la esclavitud, y clamaron. Y por causa de la esclavitud, su clamor subió delante de ’Elohim.


La pondré en mano de tus verdugos, los que te decían: ¡Póstrate, para que pasemos!° Y tú ponías tu espalda como suelo, Como calzada para los transeúntes.


Miré, y no había quien ayudara, Y me maravillé de que no hubiera quien sustentara, Pero me sostuvo mi ira, y mi brazo me dio la victoria.


Y ahora, ¿qué hago Yo aquí, dice YHVH, Cuando mi pueblo es llevado sin causa? Sus dominadores lanzan alaridos, dice YHVH, Y todo el día, sin cesar, ultrajan mi Nombre.


Dios no reprime su ira: Debajo de Él se abaten los secuaces de los soberbios.


pues a causa de nuestros pecados, su cosecha se multiplica para los reyes que impusiste sobre nosotros, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos y sobre nuestras bestias conforme a su voluntad, y estamos en gran aflicción.


Aún hablaba con ellos, cuando he aquí el mensajero° bajaba a él, y dijo: Reconozco que esta desgracia es de parte de YHVH. ¿Qué más podría esperar de parte de YHVH?°


Y exclamó Sansón: ¡Muera yo con los filisteos! Y empujando con fuerza, el templo cayó sobre los jefes y sobre toda la gente que estaba dentro. De modo que fueron más los que mató al morir que los que había matado en su vida.


Mira a mi diestra y observa, que no hay quien me reconozca. No tengo refugio ni hay quien pregunte por mí.


Así pues, los filisteos lo prendieron, le arrancaron los ojos, y lo hicieron bajar a Gaza. Luego lo aherrojaron con dos grilletes de bronce, y tuvo que moler° en la casa de los encarcelados.


Pues YHVH había visto la amarga aflicción de Israel, que padecían tanto esclavos y libres, sin que nadie ayudara a Israel.


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