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- sáálî...Enekuu -





Marcos 10:17 - La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y como iba saliendo al camino, vino uno corriendo y arrodillándose, le preguntaba: Maestro bueno, ¿qué he de hacer° para heredar° la vida eterna?

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Biblia Sinyati te nkutuk oo lmaasai naisiraki eng’ejuk enye enye

Biblia Reina Valera 1960

17 Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Cuando Jesús estaba por emprender su camino a Jerusalén, un hombre se le acercó corriendo, se arrodilló y le preguntó: —Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Jesús estaba a punto de partir, cuando un hombre corrió a su encuentro, se arrodilló delante de él y le preguntó: 'Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para conseguir la vida eterna?'

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Salía él de camino cuando corrió hacia él uno que, arrodillándose ante él, le preguntaba: 'Maestro bueno, ¿qué haría yo para heredar vida eterna?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Y saliendo Él para continuar su camino, vino uno corriendo, y arrodillándose delante de Él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?

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Marcos 10:17
28 Eitobir Enkop  

Vida eterna a los que perseverando en hacer el bien, buscan gloria, honor e inmortalidad;


Y, he aquí, un doctor de la ley se levanta para tentarlo,° diciendo: Maestro, ¿qué haré para heredar° la vida eterna?°


y conduciéndolos afuera, les dijo: Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?


Al oírlo entonces, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?


Y ahora, os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que puede edificar y dar la herencia a todos los santificados.°


Pero levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que tienes que hacer.


Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ¡Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo!


Y cuando llegaron al gentío, se le acercó un hombre arrodillándose ante Él,


Porque ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en Él, tenga vida eterna, y Yo lo resucitaré en el día postrero.


Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara alta que daban hacia Jerusalem, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como antes acostumbraba hacerlo.


Escudriñáis° las Escrituras, porque os parece que en ellas tenéis vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí.


Éste vino a Él de noche, y le dijo: Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que Tú haces, si no está Dios con Él.


que llegando, le dicen: Maestro, sabemos que eres veraz y que no te cuidas de nadie,° pues no miras la apariencia de los hombres,° sino que enseñas de verdad el camino de Dios: ¿Es lícito o no dar tributo a César? ¿Daremos o no daremos?°


Jesús entonces, viendo que la multitud se agolpaba rápidamente, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, Yo te mando: ¡Sal de él y no entres más en él!


Y llega a Él un leproso rogándole, y le dice: Si quieres, puedes limpiarme.


Y ellas, partiendo del sepulcro con temor y gran gozo, corrieron a dar la noticia a sus discípulos.


Y ésta es la promesa que Él nos dio: la vida eterna.


Porque la paga° del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Jesús el Mesías, Señor nuestro.


Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno, sino uno solo: Dios.


iluminados° los ojos del corazón° para saber cuál es la esperanza de su llamamiento y cuál la riqueza de la gloria de su herencia con los santos,


para que, justificados por su° gracia, fuésemos hechos herederos de la vida eterna, conforme a la esperanza.


¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que van a heredar salvación?


para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,


O-osiaa:

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