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- sáálî...Enekuu -





Lamentaciones 4:10 - La Biblia Textual 3a Edicion

10 y Manos de mujeres compasivas cocinaron a sus propios hijos: Les sirvieron de comida en la gran calamidad de la hija de mi pueblo.

em-bólúnotó Nkera


Biblia Sinyati te nkutuk oo lmaasai naisiraki eng’ejuk enye enye

Biblia Reina Valera 1960

10 Las manos de mujeres piadosas cocieron a sus hijos; Sus propios hijos les sirvieron de comida en el día del quebrantamiento de la hija de mi pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Mujeres de buen corazón han cocinado a sus propios hijos; los comieron para sobrevivir el sitio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Las mismas manos de tiernas mujeres cocieron a sus hijos, los sirvieron como comida en la ruina de la Hija de mi pueblo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Yod. Manos de mujeres delicadas pusieron a cocer sus propios hijos, y éstos fueron su alimento en el desastre de la hija de mi pueblo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Las manos de las mujeres piadosas cocieron a sus propios hijos; les sirvieron de comida en el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.

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Lamentaciones 4:10
12 Eitobir Enkop  

r ¡Oh YHVH!, considera y ve a quién has tratado así: ¿Cuándo las mujeres se han comido a sus hijos, a sus niños mecidos aun en brazos? ¿Cuándo se han asesinado sacerdotes y profetas dentro del Santuario de Adonay?


¿Se olvidará una madre de lo que dio a luz? ¿Dejará de amar al hijo de sus entrañas? Pues aunque éstas lleguen a olvidar, Yo nunca me olvidaré de ti.


Haré que se coman la carne de sus propios hijos y la carne de sus propias hijas, y cada uno comerá la carne de su compañero, en el asedio y la aflicción con que los afligirán sus enemigos y los que buscan su vida.


Porque en medio de ti, los padres se comerán a sus hijos y los hijos se comerán a sus padres. Haré actos de justicia contra ti, y esparciré tu remanente a todos los vientos.


g Hasta los chacales ofrecen la teta para amamantar sus crías, Pero la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel como el avestruz° del desierto.


p Mis ojos derraman ríos de agua por la transgresión de la hija de mi pueblo.


hasta que lleguéis a comer la carne de vuestros propios hijos, y la carne de vuestras propias hijas comeréis.


Y a los nueve días del mes cuarto, el hambre prevaleció en la ciudad, y no hubo pan para el pueblo de la tierra.


k Mis ojos se consumen en lágrimas, mis entrañas de amargura, Y mi hiel se derrama por tierra por la ruina de la capital de mi pueblo: Muchachos y niños de pecho desfallecen en las calles de la ciudad.


¡Oh tú, llena de bullicio, ciudad turbulenta, urbe desenfrenada! Tus caídos no cayeron a cuchillo ni murieron en combate.


O-osiaa:

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