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Hechos 10:38 - La Biblia Textual 3a Edicion

38 respecto° a Jesús de Nazaret: Cómo Dios lo ungió con el Espíritu Santo y poder. Éste anduvo haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él.

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Biblia Sinyati te nkutuk oo lmaasai naisiraki eng’ejuk enye enye

Biblia Reina Valera 1960

38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

38 Y saben que Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder. Después Jesús anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que eran oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

38 Jesús de Nazaret fue consagrado por Dios, que le dio Espíritu Santo y poder. Y como Dios estaba con él, pasó haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 cómo Dios ungió con Espíritu Santo y poder a Jesús de Nazaret, que pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

38 cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder; el cual anduvo haciendo el bien, y sanando a todos los oprimidos del diablo; porque Dios estaba con Él.

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Hechos 10:38
40 Eitobir Enkop  

El Espíritu del Señor está sobre mí, Porque me ungió para evangelizar a los pobres; Me ha enviado° a proclamar libertad a los cautivos, Y restauración de vista a los ciegos, A enviar en libertad a los oprimidos,


Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con maravillas° y prodigios y señales milagrosas, que Dios hizo por medio de Él entre vosotros, como también vosotros sabéis;


Y sobre Él reposará el Espíritu de YHVH: Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de poder, Espíritu de conocimiento y de temor de YHVH.


Pues el que Dios envió, habla las palabras de Dios, porque Dios no da el Espíritu por medida.


Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; Por eso te ungió, oh Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.°


Has amado la justicia y aborrecido la impiedad, Por eso te ungió ’Elohim, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.


Éste vino a Él de noche, y le dijo: Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que Tú haces, si no está Dios con Él.


Pero, si por el Espíritu de Dios echo Yo fuera los demonios, entonces llegó a vosotros el reino de Dios.


y descendió° el Espíritu Santo sobre Él en forma corporal como paloma, y surgió una voz del cielo:° Tú eres mi Hijo amado, en ti hallo mi complacencia.°


He aquí° mi Siervo, a quien Yo sostengo; Mi escogido,° en quien se complace mi alma. He puesto mi Espíritu sobre Él, Y Él traerá la justicia a las naciones.


Jesús les dijo: Muchas buenas obras del Padre os he mostrado, ¿por cuál de ellas me apedreáis?°


He aquí viene una hora, y ha llegado, en que seáis esparcidos cada uno por su lado y me dejéis solo; aunque no estoy solo, porque el Padre está conmigo.


Se alzarán los reyes de la tierra, Y con príncipes consultarán unidos, Contra YHVH y contra su Ungido, diciendo:°


el que practica° el pecado procede del diablo, pues el diablo peca° desde un principio. Para esto fue manifestado el Hijo de Dios: para que destruyera las obras del diablo.


¡Trabajad!, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a Éste selló° Dios el Padre.


Jesús recorría todas las ciudades y las aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia.°


Y ellos enseñaron en Judá llevando consigo el Rollo de la Ley de YHVH, y recorrieron todas las ciudades de Judá, y enseñaron al pueblo.


Sed sobrios, velad, que vuestro adversario° el diablo anda como león rugiente, buscando a quien devorar.


Y cuando él se acercaba, el demonio aun lo derribó y convulsionó; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre.


Y Jesús, sabiéndolo, se apartó de allí, pero muchos lo siguieron, y los sanó a todos.


Yo mismo he ungido° a mi Rey sobre Sión, mi santo monte.°


Y estaba asombrado por la incredulidad de ellos; y así, recorría las aldeas de los alrededores enseñando.


Vosotros sabéis la palabra que se divulgó° por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que proclamó Juan,


Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y todos vosotros lo sabéis.°


Y levantándose° Jesús lo siguió, juntamente con sus discípulos.


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