1 Reyes 8:38 - La Biblia Textual 3a Edicion

³⁸ toda oración o toda súplica que haga cualquier persona de todo tu pueblo Israel, reconociendo cada uno la aflicción de su mismo corazón, y extiendan sus manos hacia esta Casa,

Biblia Sinyati te nkutuk oo lmaasai naisiraki eng’ejuk enye enye

Biblia Reina Valera 1960

³⁸ toda oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sintiere la plaga en su corazón, y extendiere sus manos a esta casa,

Biblia Nueva Traducción Viviente

³⁸ si luego tu pueblo Israel ora por sus dificultades con las manos levantadas hacia este templo,

Biblia Católica (Latinoamericana)

³⁸ si un hombre, si Israel tu pueblo viene a orarte y a suplicarte, si reconoce su falta desde el fondo de su corazón y extiende sus manos hacia esta Casa,

Biblia Serafín de Ausejo 1975

³⁸ toda plegaria y toda súplica que te dirija cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando conozcan el dolor en su corazón y extiendan sus manos hacia este templo,

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

³⁸ toda oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sintiere la plaga de su corazón, y extendiere sus manos hacia esta casa;

1 Reyes 8:38 Eitobir Enkop

Filipenses 4:6

Por nada estéis angustiados, antes bien, por la oración y la súplica, en todo sean conocidas ante Dios vuestras peticiones con acción de gracias,

1 Reyes 8:22

Luego Salomón se plantó ante el altar de YHVH, frente a toda la asamblea de Israel, y extendiendo sus manos a los cielos,

Joel 2:17

¡Lloren los sacerdotes entre el atrio y el altar!, Y digan los ministros de YHVH: Oh YHVH, perdona a tu pueblo, No entregues tu heredad al oprobio, A la burla entre los gentiles; ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?

Isaías 37:4

Quizá YHVH tu Dios haya escuchado las palabras del Rabsaces, a quien su amo, el rey de Asiria, mandó para provocar al Dios viviente, y castigue las palabras que YHVH tu Dios ha oído. ¡Eleva pues oración por el remanente que aún subsiste!

Isaías 1:15

Cuando extendáis vuestras manos, Esconderé de vosotros mi rostro, Y aunque multipliquéis vuestras oraciones, no escucharé, Porque vuestras manos están llenas de sangre.°

Proverbios 14:10

El corazón conoce su propia amargura, Y en su alegría no participa el extraño.

Salmos 91:15

Me invocará y Yo le responderé, Con él estaré en la angustia, Lo libraré y lo glorificaré,

Salmos 50:15

Invócame entonces en el día de angustia, Yo te libraré, y tú me honrarás.

Salmos 42:11

¿Por qué te abates alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en ’Elohim, porque aún he de alabarlo: ¡Salvación mía y Dios mío!

Salmos 42:9

Digo a ’El: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué ando enlutado por la opresión del enemigo?

Salmos 42:6

Mi alma está abatida dentro de mí, Por tanto, me acordaré de ti desde la tierra del Jordán, Y de los hermonitas, del monte Mitsar.

Job 7:11

Por tanto, no refrenaré mi boca, Hablaré en la angustia de mi espíritu, Me quejaré en la amargura de mi alma.

2 Crónicas 6:29

toda oración o toda súplica que haga cualquier persona de todo tu pueblo Israel, reconociendo cada uno su aflicción y su dolor, y extiendan sus manos hacia esta Casa,

Romanos 7:24

¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará° de este cuerpo de muerte?°

Éxodo 9:29

Díjole Moisés: Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos a YHVH, y los truenos cesarán y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de YHVH,

1 Reyes 8:37

Cuando haya hambre en la tierra, cuando haya peste, tizón o añublo, langosta o pulgón, o cuando su enemigo asedie la puerta de su ciudad, cualquiera sea la plaga o la enfermedad,

1 Reyes 8:39

entonces escucha Tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y perdona, y aplica lo que merezca cada uno conforme a todos sus caminos, pues Tú conoces su corazón; porque sólo Tú conoces el corazón de todos los hijos del hombre;

Jonás 2:4

Me dije: Desechado soy de tu presencia, ¿Cómo podré volver a contemplar tu santa Casa?

Levítico 13:12

Pero si la lepra brota mucho y cubre toda la piel del infectado, desde su cabeza hasta sus pies, a plena vista del sacerdote,