Salmos 69 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022Al director musical. Sígase la tonada de «Los lirios». De David. 1 ¡Sálvame, Dios mío, porque las aguas ya me llegan al cuello! 2 Me estoy hundiendo en un pantano profundo y no tengo dónde apoyar el pie. Estoy en medio de profundas aguas y me arrastra la corriente. 3 Cansado estoy de pedir ayuda; tengo reseca la garganta. Mis ojos languidecen, esperando la ayuda de mi Dios. 4 Más que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin motivo; muchos son los enemigos gratuitos que se han propuesto destruirme. ¿Cómo voy a devolver lo que no he robado? 5 Oh Dios, tú sabes lo insensato que he sido; no te puedo esconder mis culpas. 6 Señor Soberano de los Ejércitos, que no sean avergonzados por mi culpa los que en ti esperan; oh Dios de Israel, que no sean humillados por mi culpa los que te buscan. 7 Por ti yo he sufrido insultos; mi rostro se ha cubierto de vergüenza. 8 Soy como un extraño para mis hermanos; soy un extranjero para los hijos de mi madre. 9 El celo por tu casa me consume; sobre mí han recaído las burlas de los que te insultan. 10 Cuando lloro y ayuno, tengo que soportar sus insultos; 11 cuando me visto de luto, soy objeto de burlas. 12 Los que se sientan a la puerta murmuran contra mí; los borrachos me dedican parodias. 13 Pero yo, Señor, elevo a ti una oración en el tiempo de tu buena voluntad. Por tu gran amor, oh Dios, respóndeme; por tu fidelidad, sálvame. 14 Sácame del lodo; no permitas que me hunda. Líbrame de los que me odian y de las aguas profundas. 15 No dejes que me arrastre la corriente; no permitas que me trague el abismo ni que el foso cierre sus fauces sobre mí. 16 Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu gran amor; por tu inmensa misericordia, vuélvete hacia mí. 17 No escondas tu rostro de este siervo tuyo; respóndeme pronto, que estoy angustiado. 18 Ven a mi lado y rescátame; redímeme, por causa de mis enemigos. 19 Tú bien sabes cómo me insultan, me avergüenzan y denigran; sabes quiénes son mis adversarios. 20 Los insultos me han destrozado el corazón; para mí ya no hay remedio. Esperé compasión y no la hubo; busqué consuelo y no lo hallé. 21 En mi comida pusieron hiel; para calmar mi sed me dieron vinagre. 22 Que se conviertan en trampa sus banquetes y su prosperidad, en lazo. 23 Que se les nublen los ojos para que no vean y que se encorven sus espaldas para siempre. 24 Descarga tu furia sobre ellos; que tu ardiente ira los alcance. 25 Que su campamento quede desierto y que nadie habite sus tiendas de campaña. 26 Pues al que has afligido lo persiguen y se burlan del dolor del que has herido. 27 Añade a sus pecados más pecados; no los hagas partícipes de tu salvación. 28 Que sean borrados del libro de la vida; que no queden inscritos con los justos. 29 Y a mí, que estoy pobre y adolorido, que me proteja, Dios mío, tu salvación. 30 Con cánticos alabaré el nombre de Dios; con acción de gracias lo exaltaré. 31 Esa ofrenda agradará más al Señor que la de un toro o un novillo con sus cuernos y pezuñas. 32 Los pobres verán esto y se alegrarán; ¡reanímense ustedes, los que buscan a Dios! 33 Porque el Señor oye a los necesitados y no desprecia a su pueblo cautivo. 34 Que lo alaben los cielos y la tierra, los mares y todo lo que se mueve en ellos, 35 porque Dios salvará a Sión y reconstruirá las ciudades de Judá. Allí se establecerá el pueblo y tomará posesión de la tierra. 36 La heredarán los hijos de sus siervos; la habitarán los que aman su nombre. |
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