Salmos 106 - Biblia Nueva Versión Internacional 20221 ¡Aleluya! Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. 2 ¿Quién puede proclamar las proezas del Señor o expresar toda su alabanza? 3 Dichosos los que practican la justicia y hacen siempre lo que es justo. 4 Acuérdate de mí, Señor, cuando muestres tu bondad a tu pueblo; ven en mi ayuda el día de tu salvación, 5 para que yo pueda disfrutar del bienestar de tus escogidos, participar de la alegría de tu pueblo y expresar mis alabanzas con tu heredad. 6 Hemos pecado, lo mismo que nuestros antepasados; hemos hecho lo malo y actuado con iniquidad. 7 Cuando nuestros antepasados estaban en Egipto, no tomaron en cuenta tus maravillas, no recordaron la inmensidad de tu gran amor y se rebelaron junto al mar, el mar Rojo. 8 Pero Dios los salvó, haciendo honor a su nombre, para mostrar su gran poder. 9 Reprendió al mar Rojo y este quedó seco; los condujo por las profundidades del mar como si cruzaran el desierto. 10 Los salvó del poder de quienes los odiaban; los rescató del poder de sus enemigos. 11 Las aguas envolvieron a sus adversarios y ninguno de estos quedó con vida. 12 Entonces ellos creyeron en sus promesas y le entonaron alabanzas. 13 Pero muy pronto olvidaron sus acciones y no esperaron a conocer sus planes. 14 En el desierto cedieron a sus propios deseos; en los páramos pusieron a prueba a Dios. 15 Y él les dio lo que pidieron, pero les envió una enfermedad devastadora. 16 En el campamento tuvieron envidia de Moisés y de Aarón, el que estaba consagrado al Señor. 17 Se abrió la tierra y se tragó a Datán; sepultó a los seguidores de Abirán. 18 Un fuego devoró a ese grupo; las llamas consumieron a los malvados. 19 En Horeb hicieron un becerro; se postraron ante un ídolo de fundición. 20 Cambiaron a quien era su gloria por la imagen de un toro que come hierba. 21 Se olvidaron del Dios que los salvó y que había hecho grandes cosas en Egipto: 22 milagros en la tierra de Cam y maravillas asombrosas junto al mar Rojo. 23 Dios amenazó con destruirlos, pero no lo hizo por Moisés, su escogido, quien se puso ante él en la brecha e impidió que su ira los destruyera. 24 Despreciaron una tierra apetecible; no creyeron en la promesa de Dios. 25 Murmuraron en sus tiendas de campaña y no obedecieron al Señor. 26 Por tanto, él juró solemnemente con su mano en alto contra ellos para hacerlos caer en el desierto, 27 para hacer caer a sus descendientes entre las naciones y dispersarlos entre los países. 28 Se sometieron al yugo de Baal Peor y comieron sacrificios a los muertos. 29 Provocaron la ira del Señor con sus malvadas acciones y les sobrevino una plaga. 30 Pero Finés se levantó e intervino, y la plaga se detuvo. 31 Esto se le acreditó como un acto de justicia para siempre, por todas las generaciones. 32 Junto a las aguas de Meribá hicieron enojar al Señor. Y a Moisés le fue mal por culpa de ellos, 33 porque se rebelaron contra el Espíritu de Dios y Moisés habló sin pensar lo que decía. 34 No destruyeron a los pueblos que el Señor les había señalado, 35 sino que se mezclaron con los paganos y adoptaron sus costumbres. 36 Rindieron culto a sus ídolos que fueron una trampa para ellos. 37 Ofrecieron a sus hijos y a sus hijas como sacrificio a esos demonios. 38 Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas. Al ofrecerlos en sacrificio a los ídolos de Canaán, su sangre derramada contaminó la tierra. 39 Se hicieron impuros por esos hechos; se prostituyeron con sus acciones. 40 La ira del Señor se encendió contra su pueblo; su heredad le resultó aborrecible. 41 Por eso los entregó a los paganos y fueron dominados por quienes los odiaban. 42 Sus enemigos los oprimieron, los sometieron a su poder. 43 Muchas veces Dios los libró; pero ellos se obstinaron en su rebeldía y se hundieron en su iniquidad. 44 Al verlos angustiados y escuchar su clamor, 45 Dios se acordó del pacto que había hecho con ellos y por su gran amor les tuvo compasión. 46 Hizo que todos sus opresores también se apiadaran de ellos. 47 ¡Sálvanos, Señor, Dios nuestro! Vuelve a reunirnos de entre las naciones, para que demos gracias a tu santo nombre y alabarte sea nuestra gloria. 48 ¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, eternamente y para siempre! Que todo el pueblo diga: «¡Amén!». ¡Aleluya! |
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