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Hebreos 2 - Biblia Torres Amat 1825

1 Pues si la ley promulgada por los ángeles fue firme, y toda trasgresión y desobediencia recibió el justo castigo que merecía,

2 ¿cómo lo evitaremos nosotros, si desatendemos la buena nueva de tan gran salud? La cual habiendo comenzado el Señor a predicarla, ha sido después confirmada hasta nosotros por los que la habían oído,

3 atestiguándola Dios con señales, y portentos, y variedad de milagros, y con los dones del Espíritu Santo que ha distribuido según su beneplácito.

4 Porque no sometió Dios a los ángeles el mundo venidero de que hablamos.

5 Antes uno en cierto lugar testificó, diciendo: ¿Qué es el hombre que así te acuerdas de él, o el hijo del hombre para que le mires tan favorablemente?

6 Le hizo por un poco de tiempo inferior a los ángeles, mas luego le has coronado de gloria y de honor, y le has constituido sobre las obras de tus manos.

7 Todas las cosas has sujetado a sus pies, o a su humanidad santísima. Conque si Dios todas las cosas ha sujetado a él, no ha dejado ninguna que no haya a él sometido. Ahora no vemos que todas las cosas le estén todavía sujetas.

8 Mas vemos a aquel mismo Jesús , que por un poco de tiempo fue hecho inferior a los ángeles, coronado ya de gloria y de honor, por la muerte que padeció, habiendo querido Dios por pura gracia o misericordia, que muriese por todos los hombres.

9 Por cuanto era cosa digna que aquel Dios para quien y por quien son todas las cosas, habiendo de conducir a muchos hijos adoptivos a la gloria, consumase o inmolase por medio de la pasión y muerte al autor y modelo de la salvación de los mismos, Jesucristo Señor nuestro.

10 Porque el que santifica, y los que son santificados, todos traen de uno su origen o la naturaleza humana. Por esta causa no se desdeña de llamarlos hermanos, diciendo:

11 Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la iglesia, o reunión de tu pueblo, cantaré tus alabanzas.

12 Y en otra parte: Yo pondré en él toda mi confianza. Item: He aquí, yo y mis hijos, que Dios me ha dado.

13 Y por cuanto los hijos tienen comunes la carne y sangre, él también participó de las mismas cosas, para destruir por su muerte al que tenía el imperio de la muerte, es a saber, al diablo,

14 y librar a aquellos que por el temor de la muerte estaban toda la vida sujetos a servidumbre.

15 Porque no tomó jamás la naturaleza de los ángeles, sino que tomó la sangre de Abrahán.

16 Por lo cual debió en todo semejarse a sus hermanos, a fin de ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel para con Dios, en orden a expiar o satisfacer por los pecados del pueblo.

17 Ya que por razón de haber él mismo padecido y sido tentado, puede también dar la mano a los que son tentados.

18 Por lo cual vosotros, mis santos hermanos, partícipes que sois de la vocación celestial, poned los ojos en Jesús , apóstol y sumo sacredote de nuestra profesión, o religión santa,

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Biblia Torres Amat

Copyright © Félix Torres Amat. Traducción de la Vulgata al castellano 1825.

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