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Cantares 2 - Biblia Torres Amat 1825

1 Como azucena entre espinas, así es mi amiga entre las vírgenes.

2 Como el manzano entre árboles silvestres y estériles, así es mi amado entre los hijos de los hombres. Me senté a la sombra del que tanto había yo deseado, y su fruto es muy dulce al paladar mío.

3 Me introduje en la pieza en que tiene el vino más exquisito, y ordenó en mí el amor.

4 ¡Ea!, confortadme con flores aromáticas, fortalecedme con olorosas manzanas, porque desfallezco de amor.

5 Pero mi esposo pondrá su mano izquierda debajo de mi cabeza, y con su diestra me abrazará.

6 ¡Oh hijas de Jerusalén !, os conjuro por las ligeras corzas y ciervos de los campos, que no despertéis ni quitéis el sueño a mi amada, hasta que ella quiera.

7 Me parece que oigo la voz de mi amado. Vedlo cómo viene saltando por los montes y brincando por los collados.

8 Al ligero gamo y al cervatillo se parece mi amado. Vedlo ya cómo se pone detrás de la pared nuestra, cómo mira por las ventanas, cómo está atisbando por las celosías.

9 He aquí que me habla mi amado y dice: Levántate, apresúrate, amiga mía, paloma mía, hermosa mía, y vente al campo;

10 pues pasó ya el invierno, se disiparon y cesaron las lluvias;

11 despuntan las flores en nuestra tierra; llegó el tiempo de la poda; el arrullo de la tórtola se ha oído ya en nuestros campos;

12 La higuera arroja sus brevas; esparcen su olor las florecientes viñas. Levántate, pues, amiga mía, beldad mía, y vente:

13 ¡Oh casta paloma mía, tú que anidas en los agujeros de las peñas, en las concavidades de las murallas, muéstrame tu rostro, suene tu voz en mis oídos; pues tu voz es dulce, y lindo tu rostro.

14 Vosotros, ¡oh amigos!, cazadnos esas zorrillas, que están asolando las viñas; porque nuestra viña está ya en cierne.

15 Mi amado es todo para mí, y yo soy toda de mi amado; el cual apacienta su rebaño entre azucenas

16 hasta que declina el día, y caen las sombras. Vuélvete corriendo, aseméjate, querido mío, a la corza y al cervatillo que se crían en los montes de Beter.

17 Mas ¡ay! que todo fue un sueño. En mi lecho eché de menos por la noche al que ama mi alma; lo anduve buscando, y no lo encontré.

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Biblia Torres Amat

Copyright © Félix Torres Amat. Traducción de la Vulgata al castellano 1825.

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