Salmos 19 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹ Del director. Salmo. De David.

² Los cielos proclaman la gloria de Dios, el firmamento anuncia las obras de sus manos.

³ Un día pasa al otro la palabra, una noche a la otra da noticia.

⁴ Sin dichos ni discursos, sin que se oiga su voz,

⁵ por la tierra toda camina su sonido, hasta el fin del universo, su palabra. Al sol hizo una tienda allá en lo alto:

⁶ lo mismo que un esposo, abandona su cámara y exulta como un héroe, corriendo su camino.

⁷ A un extremo del cielo es su salida y, en su carrera, alcanza el otro extremo: de su calor no hay cosa que se esconda.

⁸ La ley del Señor es apacible, reconforta el espíritu; sus testimonios son seguros, hacen sabio al ingenuo;

⁹ sus mandatos son rectos, alegran las entrañas; sus preceptos son puros, iluminan los ojos,

¹⁰ su temor es sin mancha, permanece por siempre; sus juicios son fieles, todos equitativos;

¹¹ deseables más que el oro y que el metal precioso, más dulces que la miel y que el jugo del panal.

¹² Iluminan a tu siervo y en su guarda hay gran provecho.

¹³ Los errores, ¿quién podría discernirlos? Límpiame tú de las faltas ocultas y preserva a tu siervo también de la soberbia, que no domine en mí. Seré entonces perfecto, limpio de innumerables transgresiones.

¹⁴ Que te sean aceptos los dichos de mi boca y mi meditación. Tú, Señor, eres mi roca, tú, mi redentor.