Eclesiastés 12 - Biblia Serafín de Ausejo 19751 Piensa en tu Creador durante tu juventud, antes de que vengan los días malos y lleguen los años en que digas: 'No me gustan'; 2 antes de que se oscurezcan el sol y la luz, la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia: 3 cuando tiemblan los guardianes de la casa, cuando los robustos se encorvan, cuando las mujeres dejen la molienda porque la luz se debilita y se entenebrece en las ventanas, 4 cuando se cierran las puertas de la calle, cuando se apaga el rumor del molino, cuando se extingue el canto del pájaro y enmudecen todas las canciones, 5 cuando se tiene miedo de la altura y el terror acecha en el camino, cuando florece el almendro, se torna lento el saltamontes y no tiene sabor la alcaparra -y es que el hombre se va a su eterna morada, mientras los plañideros recorren las calles-; 6 antes de que se rompa el hilo de plata, se quiebre la lámpara de oro, se haga pedazos el cántaro en la fuente, se parta la polea en el pozo; 7 antes de que vuelva el polvo a la tierra de donde vino y el hálito vital vuelva a Dios, que lo dio. 8 ¡Vanidad de vanidades!, dice Qohélet. ¡Todo es vanidad! 9 Además de ser sabio, Qohélet enseñó la ciencia al pueblo: oyó, meditó y propuso muchos proverbios. 10 Qohélet procuró hallar palabras acertadas y escribir con rectitud sentencias verdaderas. 11 Las palabras de los sabios son como aguijadas, y como estacas plantadas las de los autores de colecciones, ofrecidas por un solo pastor. 12 Por lo demás, hijo mío, ten presente que el componer libros es tarea sin fin, y el mucho estudiar cansa el cuerpo. 13 Fin del discurso. Una vez oído todo, teme a Dios y guarda sus mandamientos: eso es lo que al hombre corresponde. 14 Porque Dios juzgará todas las acciones, todo lo que está oculto, sea bueno o malo. |
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