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Salmos 119 - Nueva Biblia Española (1975)

1 Dichoso el que, con vida intachable, camina según la voluntad del Señor;

2 dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón;

3 el que, sin cometer iniquidad, anda por sus senderos;

4 tú promulgas tus decretos para que se observen exactamente;

5 ojalá esté firme mi camino para cumplir tus consignas;

6 entonces no sentiré vergüenza al mirar tus mandatos;

7 te daré gracias con sincero corazón cuando aprenda tus justos mandamientos;

8 quiero guardar tus leyes exactamente, tú no me abandones.

9 ¿Cómo podrá un joven proceder limpiamente? Cumpliendo tus palabras;

10 te busco de todo corazón, no consientas que me desvíe de tus mandamientos;

11 en mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti;

12 bendito eres, Señor; enséñame tus leyes;

13 mis labios van enumerando los mandamientos de tu boca;

14 mi alegría es el camino de tus preceptos, mayor que todas las riquezas;

15 medito tus decretos y me fijo en tus sendas;

16 tu voluntad es mi delicia, no olvidaré tus palabras.

17 Haz bien a tu siervo: viviré y cumpliré tus palabras;

18 ábreme los ojos y contemplaré las maravillas de tu voluntad;

19 soy un forastero en la tierra: no me ocultes tus promesas;

20 mi alma se consume, deseando continuamente tus mandamientos;

21 reprendes a los arrogantes, malditos los que se apartan de tus mandatos;

22 aleja de mí las afrentas y el desprecio, porque observo tus preceptos;

23 aunque los nobles se sientan a murmurar de mí, tu siervo medita tus leyes;

24 tus preceptos son mi delicia, tus decretos son mis consejeros.

25 Mi aliento está pegado al polvo: reanímame con tus palabras;

26 te expliqué mi camino y me escuchaste: enséñame tus leyes;

27 instrúyeme en el camino de tus decretos y meditaré tus maravillas;

28 estoy llorando de pena, consuélame con tus promesas;

29 apártame del camino falso y dame la gracia que es tu voluntad;

30 escogí el camino verdadero, deseé tus mandamientos;

31 me apegué a tus preceptos, Señor, no me defraudes;

32 correré por el camino de tus mandatos cuando me ensanches el corazón.

33 Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes y lo seguiré puntualmente;

34 enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón;

35 encamíname por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo;

36 inclina mi corazón a tus preceptos y no al lucro;

37 aparta mis ojos de las vanidades, dame vida con tu palabra;

38 cumple a tu siervo la promesa que hiciste a tus fieles;

39 aparta de mí la afrenta que temo, porque tus mandamientos son amables;

40 mira cómo ansió tus decretos: dame vida con tu justicia.

41 Señor, que me alcance tu favor y tu salvación, según tu promesa;

42 así responderé a los que me injurian, que confío en tu palabra;

43 no quites de mi boca las palabras sinceras, porque yo espero en tus mandamientos;

44 cumpliré sin cesar tu voluntad, por siempre jamás;

45 andaré por un camino ancho, consultando tus decretos;

46 comentaré tus preceptos ante los reyes y no me avergonzaré;

47 serán mi delicia tus mandatos, que tanto amo;

48 levantaré mis manos hacia ti recitando tus mandatos.

49 Recuerda la palabra que diste a tu siervo, de la que hiciste mi esperanza;

50 éste es mi consuelo en la aflicción: que tu promesa me da vida;

51 los insolentes me insultan sin parar, pero yo no me aparto de tus mandatos;

52 recordando tus antiguos mandamientos, Señor, quedé consolado;

53 me arrollaba la cólera ante los malvados, que abandonan tu voluntad;

54 tus leyes eran mi canción en tierra extranjera;

55 de noche pronuncio tu nombre, Señor, y velando, tus preceptos;

56 esto es lo que a mí me toca: guardar tus decretos.

57 Mi porción es el Señor: he resuelto guardar tus palabras;

58 de todo corazón busco tu favor: ten piedad de mí según tu promesa;

59 he examinado mi camino para enderezar mis pies a tus preceptos;

60 con diligencia, sin tardanza observo tus mandatos;

61 los lazos de los malvados me envuelven, pero no olvido tu voluntad;

62 a medianoche me levanto para darte gracias por tus justos mandamientos;

63 me junto con tus fieles que guardan tus decretos;

64 Señor, de tu bondad está llena la tierra; enséñame tus leyes.

65 Has tratado bien a tu siervo, Señor, con tus palabras;

66 enséñame a gustar y a comprender, porque me fío de tus mandatos;

67 antes de sufrir, yo andaba extraviado, pero ahora me ajusto a tu promesa;

68 tú eres bueno y haces el bien, instrúyeme en tus leyes;

69 los insolentes urden engaños contra mí, pero yo custodio tus leyes de todo corazón;

70 tienen el corazón espeso como grasa, pero mi delicia es tu voluntad;

71 me estuvo bien el sufrir, así aprendí tus mandamientos;

72 más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata.

73 Tus manos me hicieron y me formaron: instrúyeme para que aprenda tus mandatos;

74 tus fieles verán con alegría que he esperado en tu palabra;

75 reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos, que con razón me hiciste sufrir;

76 que tu bondad me consuele, según la promesa hecha a tu siervo;

77 cuando me alcance tu compasión, viviré, y mis delicias serán tu voluntad;

78 que se avergüencen los insolentes del daño que me hacen, yo recitaré tus decretos;

79 vuelvan a mí tus fieles que hacen caso de tus preceptos;

80 sea mi corazón perfecto con tus leyes, así no quedaré avergonzado.

81 Me consumo ansiando tu salvación y espero en tu palabra;

82 mis ojos se consumen ansiando tus promesas, mientras digo: ¿cuándo me consolarás?

83 Estoy como un odre puesto al humo, pero no olvido tus leyes;

84 ¿cuántos serán los días de tu siervo?, ¿cuándo me harás justicia de mis perseguidores?

85 Me han cavado fosas los insolentes, ignorando tu voluntad;

86 todos tus mandatos son legítimos, sin razón me persiguen, protégeme; .

87 casi dieron conmigo en la tumba, pero yo no abandoné tus decretos;

88 por tu bondad dame vida para que observe los preceptos de tu boca.

89 Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo;

90 tu fidelidad permanece de generación en generación, igual la tierra que tú fundaste;

91 por tu mandamiento subsisten hasta hoy, porque todo está a tu servicio;

92 si tu voluntad no fuera mi delicia, ya habría perecido en mi desgracia;

93 jamás olvidaré tus decretos, pues con ellos me diste vida;

94 soy tuyo, sálvame, que yo estudio tus leyes;

95 los malvados me aguardaban para perderme, pero yo meditaba tus preceptos;

96 he visto el límite de todo lo perfecto: tu mandato se dilata sin término.

97 Cuánto amo tu voluntad: todo el día la estoy meditando;

98 tu mandato me hace más diestro que mis enemigos, siempre me acompaña;

99 soy más docto que todos mis maestros, porque medito tus preceptos;

100 soy más sagaz que los ancianos, porque cumplo tus leyes;

101 aparto mi pie de toda senda mala para guardar tu palabra;

102 no me aparto de tus mandamientos, porque tú me has instruido;

103 qué dulce al paladar tu promesa: más que miel en la boca;

104 medito tus decretos y odio el camino de la mentira.

105 Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero;

106 lo juro y lo cumpliré: guardaré tus justos mandamientos.

107 ¡Estoy tan afligido, Señor! Dame vida según tu promesa;

108 acepta, Señor, los votos que pronuncio, enséñame tus mandatos;

109 mi vida está siempre en peligro, pero no olvido tu voluntad;.

110 los malvados me tendieron un lazo, pero no me desvié de tus decretos;

111 tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón;

112 inclino mi corazón a cumplir tus leyes siempre y cabalmente.

113 Detesto a los inconstantes y amo tu voluntad;

114 tú eres mi refugio y mi escudo, yo espero en tu palabra;

115 apártense de mí los perversos, y cumpliré tus mandatos, Dios mío;

116 sosténme con tu promesa y viviré, que no quede frustrada mi esperanza;

117 dame apoyo y estaré a salvo, me fijaré en tus leyes sin cesar;

118 desprecias a los que se desvían de tus decretos, sus proyectos son engañosos;

119 tienes por escoria a los malvados, por eso amo tus preceptos;

120 mi carne se estremece con tu temor y respeto tus mandamientos.

121 Practico la justicia y el derecho, no me entregues a mis opresores;

122 da fianza en favor de tu siervo, que no me opriman los insolentes;

123 mis ojos se consumen aguardando tu salvación y tu promesa de justicia;

124 trata con misericordia a tu siervo, enséñame tus leyes;

125 yo soy tu siervo: instrúyeme, y conoceré tus preceptos;

126 es hora de que actúes, Señor: han quebrantado tu voluntad;

127 yo amo tus mandatos más que el oro purísimo;

128 por eso aprecio tus decretos y detesto el camino de la mentira.

129 Tus preceptos son admirables, por eso los guardo yo;

130 la explicación de tus palabras ilumina, instruye a los ignorantes;

131 abro la boca y resuello ansiando tus mandamientos;

132 vuélvete a mí y ten misericordia, como es tu norma con los que te aman;

133 asegura mis pasos con tu promesa, que ninguna maldad me domine;

134 líbrame de la opresión de los hombres y guardaré tus decretos;

135 muestra a tu siervo tu rostro radiante, enséñame tus leyes;

136 arroyos de lágrimas bajan de mis ojos por los que no cumplen tu voluntad.

137 Señor, tú eres justo, tus mandamientos son rectos;

138 has prescrito leyes justas sumamente estables;

139 me consume el celo porque mis enemigos olvidan tus palabras;

140 tu promesa es acrisolada y tu siervo la ama;

141 soy pequeño y despreciable, pero no olvido tus decretos;

142 tu justicia es justicia eterna, tu voluntad es legítima;

143 me asaltan angustias y aprietos, tus mandatos son mi delicia;

144 la justicia de tus preceptos es eterna, instrúyeme y tendré vida.

145 Te invoco de todo corazón: respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;

146 a ti grito: sálvame, y cumpliré tus decretos;

147 me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras;

148 mis ojos se adelantan a las vigilias meditando tu promesa;

149 escúchame, Señor, por tu misericordia, con tus mandamientos dame vida;

150 ya se acercan mis infames perseguidores, están lejos de tu voluntad;

151 tú, Señor, estás cerca y todos tus mandatos son estables;

152 hace tiempo comprendí que tus preceptos los fundaste para siempre.

153 Mira mi abatimiento y líbrame, porque no olvido tu voluntad;

154 defiende mi causa y rescátame, con tu promesa dame vida;

155 la salvación está lejos de los malvados que no consultan tus leyes;

156 grande es tu ternura, Señor, con tus mandatos dame vida;

157 muchos son los enemigos que me persiguen, pero yo no me aparto de tus preceptos;

158 viendo a los renegados sentía asco, porque no guardan tus mandatos;

159 mira cómo amo tus decretos; Señor, por tu misericordia, dame vida;

160 el compendio de tu palabra es la verdad, y tus justas normas son eternas.

161 Los nobles me perseguían sin motivo, pero mi corazón respetaba tus palabras;

162 yo me alegraba con tu promesa, como el que encuentra un rico botín; •

163 detesto y aborrezco la mentira y amo tu voluntad;

164 siete veces al día te alabo por tus justos mandamientos;

165 mucha paz tienen los que aman tus leyes y nada los hace tropezar;

166 aguardo tu salvación, Señor, y cumplo tus mandatos;

167 yo guardo tus preceptos y los amo intensamente;

168 guardo tus decretos y tú tienes presentes mis caminos.

169 Que llegue mi clamor a tu presencia, Señor, con tus palabras instrúyeme;

170 que mi súplica llegue a tu presencia, líbrame según tu promesa;

171 de mis labios brota la alabanza, porque me enseñaste tus leyes;

172 mí lengua canta tu fidelidad porque todos tus preceptos son justos;

173 que tu mano me auxilie, ya que escojo tus decretos;

174 ansió tu salvación, Señor; tu voluntad es mi delicia;

175 que yo viva para alabarte, que tus mandamientos me auxilien;

176 me extravié como oveja perdida: busca a tu siervo, que no olvida tus mandatos.

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Biblia - Luis Alonso Schökel y Juan Mateos

Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.

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