Levítico 3 - Biblia Nacar-Colunga1 Quien ofreciere un sacrificio “pacífico,” si lo ofreciere de ganado mayor, macho o hembra, sin defecto lo ofrecerá a Yahvé. 2 Pondrá la mano sobre la cabeza de la víctima y la degollará a la entrada del tabernáculo de la reunión; y los sacerdotes, hijos de Aarón, derramarán la sangre en torno del altar.' 3 De este sacrificio pacífico ofrecerá a Yahvé en combustión el sebo que envuelve las entrañas y cuanto hay sobre ellas, 4 los dos ríñones, con el sebo que los recubre, y el que hay entre los ríñones y los lomos, y el que hay en el hígado sobre los ríñones, 5 y lo quemarán los hijos de Aarón en el altar, encima del holocausto puesto sobre la leña encendida. Es sacrificio de combustión de suave olor a Yahvé. 6 Si lo que ofrece es ganado menor, macho o hembra, en sacrificio pacífico a Yahvé, lo ofrecerá inmaculado. 7 Si es cordero, lo presentará ante Yahvé, 8 pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima y la degollará ante el tabernáculo de la reunión. Los hijos de Aarón derramarán la sangre en torno del altar. 9 De este sacrificio pacífico ofrecerán a Yahvé en combustión la cola toda entera, que se cortará desde la rahadilla; el sebo que envuelve las entrañas y cuanto hay sobre ellas,' 10 los dos ríñones, el sebo que lo recubre y el que hay entre ellos y los lomos, y la redecilla del hígado sobre los ríñones, 11 El sacerdote lo quemará sobre el altar. Es alimento de combustión a Yahvé. 12 Si ofreciera una cabra, la presentará a Yahvé, 13 pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima y la degollará a la entrada del tabernáculo de la reunión, y los hijos de Aarón derramarán la sangre en torno del altar. 14 De la víctima se tomará, para ofrecer oblación de combustión a Yahvé, el sebo que cubre las entrañas y cuanto hay sobre ellas, 15 los dos ríñones, con el sebo que los recubre, y el que hay entre ellos y los lomos, y la redecilla del hígado sobre los ríñones. 16 El sacerdote lo quemará sobre el altar, alimento de combustión de suave olor a Yahvé. Todo el sebo pertenece a Yahvé. 17 Esta es una ley perpetua para vuestros descendientes dondequiera que habitéis. Vosotros no comeréis ni sebo ni sangre. |
Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©