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Juan 6 - Biblia Castilian 2003

1 Después de esto, se fue Jesús al otro lado del mar de Galilea, el de Tiber ades.

2 Le segu a una gran multitud, porque ve an las se ales que realizaba con los enfermos.

3 Subió Jesús al monte y se sentó all con sus disc pulos.

4 Ya estaba próxima la pascua, la fiesta de los jud os.

5 Al levantar Jesús los ojos y ver que se acercaba a él una gran muchedumbre, dice a Felipe: '¿Dónde podremos comprar pan para que todos éstos coman?'.

6 Lo dec a para ponerlo a prueba; porque bien sab a él lo que iba a hacer.

7 Felipe le contestó: 'Doscientos denarios de pan no les bastan para que cada uno reciba un pedacito'.

8 D cele uno de sus disc pulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro:

9 'Aqu hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es esto para tanta gente?'.

10 Contestó Jesús: 'Haced que todos se sienten en el suelo'. Hab a en aquel sitio mucha hierba. Se sentaron, pues, los hombres, cuyo número era de unos cinco mil.

11 Entonces Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los distribuyó entre los que estaban sentados en el suelo; y lo mismo hizo también con los peces. Y todos tomaron lo que quisieron.

12 Una vez saciados, dice a sus disc pulos: 'Recoged los pedazos que han sobrado, para que no se pierda nada'.

13 Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con las sobras de los cinco panes de cebada que hab an comido.

14 Cuando vieron los hombres la se al que Jesús hab a realizado, dec an: 'Éste es, sin duda, el profeta que iba a venir al mundo'.

15 Entonces Jesús, conociendo que pretend an llevárselo a la fuerza para proclamarlo rey, se retiró de nuevo al monte él solo.

16 Llegada la tarde, bajaron sus disc pulos al mar,

17 subieron a una barca y se dirigieron hacia la orilla opuesta del mar, hacia Cafarnaún. Ya hab a ca do la noche y Jesús todav a no se hab a reunido con ellos.

18 Soplaba un fuerte viento que encrespaba el mar.

19 Hab an remado ya unos veinticinco o treinta estadios cuando ven a Jesús caminando sobre el mar y acercándose a la barca; y tuvieron miedo.

20 Pero él les dice: 'Soy yo; no tengáis miedo'.

21 Quer an, pues, recogerlo en la barca, pero la barca atracó inmediatamente en el lugar adonde se dirig an.

22 Al d a siguiente, la multitud, que se hab a quedado al otro lado del mar, se dio cuenta de que all no hab a habido más que una barca y que Jesús no se hab a embarcado en ella con sus disc pulos, sino que los disc pulos se hab an ido solos.

23 Pero otras barcas llegaron de Tiber ades cerca del lugar donde hab an comido el pan después de haber dicho el Se or la acción de gracias.

24 Cuando la multitud vio que no estaba all Jesús, ni tampoco sus disc pulos, subieron a las barcas y llegaron a Cafarnaún en busca de Jesús.

25 Cuando lo encontraron al otro lado del mar, le dijeron: ' Rabb, ¿cuándo has llegado aqu ?'.

26 Jesús les respondió: 'De verdad os aseguro que me andáis buscando, no porque habéis visto se ales, sino porque habéis comido pan hasta saciaros.

27 No trabajéis por conseguir el alimento perecedero, sino el que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque éste es el que el Padre, Dios, ha marcado con su sello'.

28 Ellos le preguntaron entonces: '¿Y qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?'.

29 Jesús les respondió: 'Ésta es la obra de Dios: que creáis en aquel a quien él ha enviado'.

30 Entonces ellos le replicaron: 'Pues, ¿qué se al vas a dar tú, para que, al verla, creamos en ti? ¿Qué vas a realizar?

31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, conforme está escrito: Pan del cielo les dio a comer '.

32 D joles Jesús: 'De verdad os aseguro que no es Moisés quien os ha dado el pan del cielo, sino que es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo;

33 porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da vida al mundo'.

34 Respondiéronle ellos: 'Se or, danos siempre ese pan'.

35 Jesús les contestó: 'Yo soy el pan de la vida. El que viene a m jamás tendrá hambre; el que cree en m jamás tendrá sed'.

36 'Pero ya os dije: vosotros [me] habéis visto y, sin embargo, no creéis.

37 Todo lo que el Padre me da vendrá a m; y al que viene a m no lo echaré fuera.

38 Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.

39 Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: que nada de aquello que me ha dado se pierda, sino que yo lo resucite en el último d a.

40 Porque ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y que yo lo resucite en el último d a'.

41 Los jud os comenzaron a murmurar de él porque hab a dicho: 'Yo soy el pan bajado del cielo'.

42 Y dec an: '¿Acaso no es éste Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre ¿Pues cómo dice ahora: 'Yo he bajado del cielo'?'.

43 Jesús les contestó: 'No andéis murmurando entre vosotros.

44 Nadie puede venir a m si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo lo resucitaré en el último d a.

45 Escrito está en los profetas: Todos serán instruidos por Dios. Todo el que oye y aprende la ense anza del Padre viene a m.

46 No es que alguien haya visto al Padre; sólo el que viene de Dios, éste es quien ha visto al Padre.

47 De verdad os aseguro que el que cree tiene vida eterna'.

48 'Yo soy el pan de vida.

49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.

50 Éste es el pan que baja del cielo, para que quien coma de él ya no muera.

51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: quien coma de este pan vivirá eternamente; pues el pan que yo daré es mi carne, por la vida del mundo'.

52 Pusiéronse entonces a discutir los jud os entre s, diciendo: '¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?'.

53 Pero Jesús les contestó: 'De verdad os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros.

54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el último d a.

55 Pues mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en m permanece, y yo en él.

57 Lo mismo que el Padre que me ha enviado vive, y yo vivo por el Padre, as también el que me come vivirá por m.

58 Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como aquel que comieron los padres, que comieron pero murieron; quien coma este pan vivirá eternamente'.

59 Todo esto lo dijo cuando estaba ense ando en una sinagoga, en Cafarnaún.

60 Muchos de sus disc pulos, al o rlo, dijeron: '¡Son intolerables estas palabras! ¿Quién es capaz de escucharlas siquiera?'.

61 Pero Jesús, conociendo interiormente que sus disc pulos estaban murmurando de ello, les dijo: '¿Y esto os escandaliza?

62 Pues, ¿y si vierais al Hijo del hombre subiendo a donde estaba antes?

63 Es el esp ritu el que da vida, la carne de nada sirve. Las palabras que yo os he dicho son esp ritu y son vida.

64 Pero hay entre vosotros algunos que no creen'. Efectivamente, Jesús sab a ya desde el principio quiénes eran los que no cre an y quién era el que lo iba a entregar.

65 Y a adió: 'Por eso os he dicho: nadie puede venir a m si el Padre no le concede ese don'.

66 Desde entonces, muchos de sus disc pulos se volvieron atrás y ya no andaban más con él.

67 Jesús, entonces, preguntó a los Doce: '¿También vosotros queréis iros?'.

68 Simón Pedro le respondió: 'Se or, ¿a quién vamos a ir? ¡Tú tienes palabras de vida eterna!

69 Nosotros hemos cre do y sabemos bien que tú eres el Santo de Dios '.

70 Jesús les contestó: '¿No os escog yo a los Doce? Sin embargo, uno de vosotros es un demonio'.

71 Se refer a as a Judas, el de Simón Iscariote, porque éste, uno de los Doce, lo iba a entregar.

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La Biblia Castilla 2003

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