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Salmos 107 - Biblia de las Americas 1997

LIBRO QUINTOSALMO 107

Dios libra de aflicciones

1 Dad gracias al Señor, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia.

2 Díganlo los redimidos del Señor, a quienes ha redimido de la mano del adversario,

3 y los ha reunido de las tierras, del oriente y del occidente, del norte y del sur.

4 Vagaron por el desierto, por lugar desolado, no hallaron camino a ciudad habitada;

5 hambrientos y sedientos, su alma desfallecía en ellos.

6 Entonces en su angustia clamaron al Señor, y Él los libró de sus aflicciones;

7 y los guió por camino recto, para que fueran a una ciudad habitada.

8 Den gracias al Señor por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.

9 Porque Él ha saciado al alma sedienta, y ha llenado de bienes al alma hambrienta.

10 Moradores de tinieblas y de sombra de muerte, prisioneros en miseria y en cadenas,

11 porque fueron rebeldes a las palabras de Dios y despreciaron el consejo del Altísimo;

12 humilló pues, sus corazones con trabajos, tropezaron y no hubo quien los socorriera.

13 Entonces en su angustia clamaron al Señor y Él los salvó de sus aflicciones;

14 los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte y rompió sus ataduras.

15 Den gracias al Señor por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.

16 Porque Él rompió las puertas de bronce e hizo pedazos las barras de hierro.

17 Por causa de sus caminos rebeldes, y por causa de sus iniquidades, los insensatos fueron afligidos.

18 Su alma aborreció todo alimento, y se acercaron hasta las puertas de la muerte.

19 Entonces en su angustia clamaron al Señor y Él los salvó de sus aflicciones.

20 Él envió su palabra y los sanó y los libró de la muerte.

21 Den gracias al Señor por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.

22 Ofrezcan también sacrificios de acción de gracias y pregonen sus obras con cantos de júbilo.

23 Los que descienden al mar en naves y hacen negocio sobre las grandes aguas,

24 ellos han visto las obras del Señor y sus maravillas en lo profundo.

25 Pues Él habló, y levantó un viento tempestuoso que encrespó las olas del mar.

26 Subieron a los cielos, descendieron a las profundidades, sus almas se consumían por el mal.

27 Temblaban y se tambaleaban como ebrios, y toda su pericia desapareció.

28 Entonces en su angustia clamaron al Señor y Él los sacó de sus aflicciones.

29 Cambió la tempestad en calma y las olas del mar callaron.

30 Entonces se alegraron porque las olas se habían aquietado, y Él los guió al puerto anhelado.

31 Den gracias al Señor por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.

32 Exáltenle también en la congregación del pueblo, y alábenle en la reunión de los ancianos.

33 Él convierte los ríos en desierto y los manantiales en secadales;

34 la tierra fértil en salinas, por la maldad de los que moran en ella.

35 Transforma el desierto en estanque de aguas, y la tierra seca en manantiales;

36 en ella hace morar a los hambrientos, para que establezcan una ciudad donde vivir,

37 y siembren campos, planten viñas, y recojan una cosecha abundante.

38 Los bendice también y se multiplican mucho, y no disminuye su ganado.

39 Cuando son disminuidos y abatidos por la opresión, la calamidad y la aflicción,

40 vierte desprecio sobre los príncipes, y los hace vagar por un yermo sin camino.

41 Pero al pobre levanta de la miseria y lo pone seguro en alto, y multiplica sus familias como un rebaño.

42 Los rectos lo ven y se alegran, pero toda iniquidad cierra su boca.

43 ¿Quién es sabio? Que preste atención a estas cosas, y considere las bondades del Señor.

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