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Mateo 24 - Biblia de las Americas 1997

Profecía sobre la destrucción del templo

1 Cuando salió Jesús del templo, y se iba, se le acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.

Señales antes del fin

2 Mas respondiendo Él, les dijo: ¿Veis todo esto? En verdad os digo: no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada.

3 Y estando Él sentado en el monte de los Olivos, se le acercaron los discípulos en privado, diciendo: Dinos, ¿cuándo sucederá esto, y cuál será la señal de tu venida y de la consumación de este siglo?

4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.

5 Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: «Yo soy el Cristo», y engañarán a muchos.

6 Y habréis de oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin.

7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos.

8 Pero todo esto es solo el comienzo de dolores.

9 Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre.

10 Muchos tropezarán entonces y caerán, y se traicionarán unos a otros, y unos a otros se odiarán.

11 Y se levantarán muchos falsos profetas, y a muchos engañarán.

12 Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará.

13 Pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo.

La abominación de la desolación

14 Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.

15 Por tanto, cuando veáis la abominación de la desolación, de que se habló por medio del profeta Daniel, colocada en el lugar santo (el que lea, que entienda),

16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes;

17 el que esté en la azotea, no baje a sacar las cosas de su casa;

18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa.

19 Pero, ¡ay de las que estén encinta y de las que estén criando en aquellos días!

20 Orad para que vuestra huida no suceda en invierno, ni en día de reposo,

21 porque habrá entonces una gran tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, ni acontecerá jamás.

22 Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.

23 Entonces si alguno os dice: «Mirad, aquí está el Cristo», o «Allí está», no le creáis.

24 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos.

25 Ved que os lo he dicho de antemano.

26 Por tanto, si os dicen: «Mirad, Él está en el desierto», no vayáis; o «Mirad, Él está en las habitaciones interiores», no les creáis.

27 Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre.

28 Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres.

29 Pero inmediatamente después de la tribulación de esos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas caerán del cielo y las potencias de los cielos serán sacudidas.

30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.

Parábola de la higuera

31 Y Él enviará a sus ángeles con una gran trompeta y reunirán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro.

32 Y de la higuera aprended la parábola: cuando su rama ya se pone tierna y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca.

33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que Él está cerca, a las puertas.

34 En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.

35 El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.

36 Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.

37 Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.

38 Pues así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que entró Noé en el arca,

39 y no comprendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será la venida del Hijo del Hombre.

40 Entonces estarán dos en el campo; uno será llevado y el otro será dejado.

41 Dos mujeres estarán moliendo en el molino; una será llevada y la otra será dejada.

42 Por tanto, velad, porque no sabéis en qué día vuestro Señor viene.

43 Pero comprended esto: si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en su casa.

Parábola del siervo fiel y del infiel

44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre.

45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente a quien su señor puso sobre los de su casa para que les diera la comida a su tiempo?

46 Dichoso aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así.

47 De cierto os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes.

48 Pero si aquel siervo es malo, y dice en su corazón: «Mi señor tardará»;

49 y empieza a golpear a sus consiervos, y come y bebe con los que se emborrachan,

50 vendrá el señor de aquel siervo el día que no lo espera, y a una hora que no sabe,

51 y lo azotará severamente y le asignará un lugar con los hipócritas; allí será el llanto y el crujir de dientes.

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