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Mateo 19 - Biblia de las Americas 1997

Jesús en Judea

1 Y aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, partió de Galilea y se fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán;

Enseñanza de Jesús sobre el divorcio

2 y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí.

3 Y se acercaron a Él algunos fariseos para probarle, diciendo: ¿Es lícito a un hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?

4 Y respondiendo Jesús, dijo: ¿No habéis leído que aquel que los creó, desde el principio los hizo varón y hembra,

5 y añadió: «Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne»?

6 Por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe.

7 Ellos le dijeron*: Entonces, ¿por qué mandó Moisés darle carta de divorcio y repudiarla?

8 Él les dijo*: Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió divorciaros de vuestras mujeres; pero no ha sido así desde el principio.

9 Y yo os digo que cualquiera que se divorcie de su mujer, salvo por infidelidad, y se case con otra, comete adulterio.

10 Los discípulos le dijeron*: Si así es la relación del hombre con su mujer, no conviene casarse.

11 Pero Él les dijo: No todos pueden aceptar este precepto, sino solo aquellos a quienes les ha sido dado.

Jesús bendice a los niños

12 Porque hay eunucos que así nacieron desde el seno de su madre, y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y también hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que pueda aceptar esto, que lo acepte.

13 Entonces le trajeron algunos niños para que pusiera las manos sobre ellos y orara; y los discípulos los reprendieron.

14 Pero Jesús dijo: Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como estos es el reino de los cielos.

El joven rico

15 Y después de poner las manos sobre ellos, se fue de allí.

16 Y he aquí se le acercó uno y dijo: Maestro, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna?

17 Y Él le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Solo Uno es bueno; pero si deseas entrar en la vida, guarda los mandamientos.

18 Él le dijo*: ¿Cuáles? Y Jesús respondió: No matarás; no cometerás adulterio; no hurtarás; no darás falso testimonio;

19 honra a tu padre y a tu madre; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.

20 El joven le dijo*: Todo esto lo he guardado; ¿qué me falta todavía?

21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.

Peligro de las riquezas

22 Pero al oír el joven estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.

23 Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos.

24 Y otra vez os digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.

25 Al oír esto, los discípulos estaban llenos de asombro, y decían: Entonces, ¿quién podrá salvarse?

26 Pero Jesús, mirándolos, les dijo: Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible.

27 Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué, pues, recibiremos?

28 Y Jesús les dijo: En verdad os digo que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, os sentaréis también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

29 Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.

30 Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros.

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