x

Biblia Todo Logo
idiomas
La Biblia Online

«

Mateo 13 - Biblia de las Americas 1997

Parábolas sobre el reino

1 Ese mismo día salió Jesús de la casa y se sentó a la orilla del mar.

Parábola del sembrador

2 Y se congregaron junto a Él grandes multitudes, por lo que subió a una barca y se sentó; y toda la multitud estaba de pie en la playa.

3 Y les habló muchas cosas en parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar;

4 y al sembrar, parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron.

5 Otra parte cayó en pedregales donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó porque no tenía profundidad de tierra;

6 pero cuando salió el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.

7 Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron.

8 Y otra parte cayó en tierra buena y dio* fruto, algunas semillas a ciento por uno, otras a sesenta y otras a treinta.

Propósito de las parábolas

9 El que tiene oídos, que oiga.

10 Y acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas?

11 Y respondiendo Él, les dijo: Porque a vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les ha concedido.

12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.

13 Por eso les hablo en parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden.

14 Y en ellos se cumple la profecía de Isaías que dice: «Al oír oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis;

15 porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible y con dificultad oyen con sus oídos; y sus ojos han cerrado, no sea que vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane».

16 Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen.

Explicación de la parábola del sembrador

17 Porque en verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron.

18 Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador.

19 A todo el que oye la palabra del reino y no la entiende, el maligno viene y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es aquel en quien se sembró la semilla junto al camino.

20 Y aquel en quien se sembró la semilla en pedregales, este es el que oye la palabra y enseguida la recibe con gozo;

21 pero no tiene raíz profunda en sí mismo, sino que solo es temporal, y cuando por causa de la palabra viene la aflicción o la persecución, enseguida tropieza y cae.

22 Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, este es el que oye la palabra, mas las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se queda sin fruto.

Parábola del trigo y la cizaña

23 Pero aquel en quien se sembró la semilla en tierra buena, este es el que oye la palabra y la entiende, este sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta.

24 Jesús les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos puede compararse a un hombre que sembró buena semilla en su campo.

25 Pero mientras los hombres dormían, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

26 Cuando el trigo brotó y produjo grano, entonces apareció también la cizaña.

27 Y los siervos del dueño fueron y le dijeron: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo, pues, tiene cizaña?».

28 Él les dijo: «Un enemigo ha hecho esto». Y los siervos le dijeron*: «¿Quieres, pues, que vayamos y la recojamos?».

29 Pero él dijo*: «No, no sea que al recoger la cizaña, arranquéis el trigo junto con ella.

Parábola del grano de mostaza

30 Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: “Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi granero” ».

31 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo,

Parábola de la levadura

32 y que de todas las semillas es la más pequeña; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de modo que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.

33 Les dijo otra parábola: El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo quedó fermentado.

34 Todo esto habló Jesús en parábolas a las multitudes, y nada les hablaba sin parábola,

Explicación de la parábola del trigo y la cizaña

35 para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta, cuando dijo: Abriré mi boca en parábolas; hablare de cosas ocultas desde la fundación del mundo.

36 Entonces dejó a la multitud y entró en la casa. Y se le acercaron sus discípulos, diciendo: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

37 Y respondiendo Él, dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre,

38 y el campo es el mundo; y la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno;

39 y el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

40 Por tanto, así como la cizaña se recoge y se quema en el fuego, de la misma manera será en el fin del mundo.

41 El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que son piedra de tropiezo y a los que hacen iniquidad;

42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.

Parábolas del tesoro escondido y la perla de gran valor

43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga.

44 El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.

45 El reino de los cielos también es semejante a un mercader que busca perlas finas,

Parábola de la red barredera

46 y al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.

47 El reino de los cielos también es semejante a una red barredera que se echó en el mar, y recogió peces de toda clase;

48 y cuando se llenó, la sacaron a la playa; y se sentaron y recogieron los peces buenos en canastas, pero echaron fuera los malos.

49 Así será en el fin del mundo; los ángeles saldrán, y sacarán a los malos de entre los justos,

Parábola del dueño de casa

50 y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.

51 ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos le dijeron*: Sí.

Jesús enseña en Nazaret

52 Y Él les dijo: Por eso todo escriba que se ha convertido en un discípulo del reino de los cielos es semejante al dueño de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.

53 Y sucedió que cuando Jesús terminó estas parábolas, se fue de allí.

54 Y llegando a su pueblo, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que se maravillaban y decían: ¿Dónde obtuvo este esta sabiduría y estos poderes milagrosos?

55 ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas?

56 ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿Dónde, pues, obtuvo este todas estas cosas?

57 Y se escandalizaban a causa de Él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.

58 Y no hizo muchos milagros allí a causa de la incredulidad de ellos.

»
La Biblia de las América

Copyright (c) 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation

Síguenos en:




Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos