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Juan 7 - Biblia de las Americas 1997

La fiesta de los Tabernáculos

1 Después de esto, Jesús andaba por Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos procuraban matarle.

2 Y la fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos, estaba cerca.

3 Por eso sus hermanos le dijeron: Sal de aquí, y vete a Judea para que también tus discípulos vean las obras que tú haces.

4 Porque nadie hace nada en secreto cuando procura ser conocido en público. Si haces estas cosas, muéstrate al mundo.

5 Porque ni aun sus hermanos creían en Él.

6 Entonces Jesús les dijo*: Mi tiempo aún no ha llegado, pero vuestro tiempo es siempre oportuno.

7 El mundo no puede odiaros a vosotros, pero a mí me odia, porque yo doy testimonio de él, que sus acciones son malas.

8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo a esta fiesta porque aún mi tiempo no se ha cumplido.

Jesús sube a la fiesta en secreto

9 Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.

10 Pero cuando sus hermanos subieron a la fiesta, entonces Él también subió; no abiertamente, sino en secreto.

11 Por eso los judíos le buscaban en la fiesta y decían: ¿Dónde está ese?

12 Y había mucha murmuración entre la gente acerca de Él. Unos decían: Él es bueno. Otros decían: No, al contrario, extravía a la gente.

Jesús enseña durante la fiesta

13 Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de Él por miedo a los judíos.

14 Pero ya a mitad de la fiesta, Jesús subió al templo y se puso a enseñar.

15 Entonces los judíos se maravillaban, diciendo: ¿Cómo puede este saber de letras sin haber estudiado?

16 Jesús entonces les respondió y dijo: Mi enseñanza no es mía, sino del que me envió.

17 Si alguien quiere hacer su voluntad, sabrá si mi enseñanza es de Dios o si hablo de mí mismo.

18 El que habla de sí mismo busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que le envió, este es verdadero y no hay injusticia en Él.

19 ¿No os dio Moisés la ley, y sin embargo ninguno de vosotros la cumple? ¿Por qué procuráis matarme?

20 La multitud contestó: ¡Tienes un demonio! ¿Quién procura matarte?

21 Respondió Jesús y les dijo: Una sola obra hice y todos os admiráis.

22 Por eso Moisés os ha dado la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres), y en el día de reposo circuncidáis al hombre.

23 Y si para no violar la ley de Moisés un hombre recibe la circuncisión en el día de reposo, ¿por qué estáis enojados conmigo porque sané por completo a un hombre en el día de reposo?

24 No juzguéis por la apariencia, sino juzgad con juicio justo.

25 Entonces algunos de Jerusalén decían: ¿No es este al que procuran matar?

26 Y ved, habla en público y no le dicen nada. ¿No será que en verdad los gobernantes reconocen que este es el Cristo?

27 Sin embargo, nosotros sabemos de dónde es este; pero cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.

28 Jesús entonces, mientras enseñaba en el templo, exclamó en alta voz, diciendo: Vosotros me conocéis y sabéis de dónde soy. Yo no he venido por mi propia cuenta, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis.

29 Yo le conozco, porque procedo de Él, y Él me envió.

30 Procuraban, pues, prenderle; pero nadie le echó mano porque todavía no había llegado su hora.

31 Pero muchos de la multitud creyeron en Él, y decían: Cuando el Cristo venga, ¿acaso hará más señales que las que este ha hecho?

32 Los fariseos oyeron a la multitud murmurando estas cosas acerca de Él, y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para que le prendieran.

33 Entonces Jesús dijo: Por un poco más de tiempo estoy con vosotros; después voy al que me envió.

34 Me buscaréis y no me hallaréis; y donde yo esté, vosotros no podéis ir.

35 Decían entonces los judíos entre sí: ¿Adónde piensa irse este que no le hallemos? ¿Será acaso que quiere irse a la dispersión entre los griegos y enseñar a los griegos?

La gran invitación

36 ¿Qué quiere decir esto que ha dicho: «Me buscaréis y no me hallaréis; y donde yo esté, vosotros no podéis ir»?

37 Y en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz, diciendo: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba.

38 El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: «De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva».

39 Pero Él decía esto del Espíritu, que los que habían creído en Él habían de recibir; porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado.

40 Entonces algunos de la multitud, cuando oyeron estas palabras, decían: Verdaderamente este es el Profeta.

41 Otros decían: Este es el Cristo. Pero otros decían: ¿Acaso el Cristo ha de venir de Galilea?

42 ¿No ha dicho la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David, y de Belén, la aldea de donde era David?

43 Así que se suscitó una división entre la multitud por causa de Él.

Los alguaciles confundidos

44 Y algunos de ellos querían prenderle, pero nadie le echó mano.

45 Entonces los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis?

46 Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!

47 Entonces los fariseos les contestaron: ¿Es que también vosotros os habéis dejado engañar?

48 ¿Acaso ha creído en Él alguno de los gobernantes, o de los fariseos?

49 Pero esta multitud que no conoce de la ley, maldita es.

50 Nicodemo, el que había venido a Jesús antes, y que era uno de ellos, les dijo*:

51 ¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace?

52 Respondieron y le dijeron: ¿Es que tú también eres de Galilea? Investiga, y verás que ningún profeta surge de Galilea.

53 Y cada uno se fue a su casa.

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