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Juan 18 - Biblia de las Americas 1997

Traición y arresto de Jesús

1 Después de haber dicho esto, Jesús salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto en el cual entró Él con sus discípulos.

2 También Judas, el que le iba a entregar, conocía el lugar, porque Jesús se había reunido allí a menudo con sus discípulos.

3 Entonces Judas, tomando la cohorte romana, y a varios alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue* allá con linternas, antorchas y armas.

4 Jesús, pues, sabiendo todo lo que le iba a sobrevenir, salió y les dijo*: ¿A quién buscáis?

5 Ellos le respondieron: A Jesús el Nazareno. Él les dijo*: Yo soy. Y Judas, el que le entregaba, estaba con ellos.

6 Y cuando Él les dijo: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra.

7 Jesús entonces volvió a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús el Nazareno.

8 Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; por tanto, si me buscáis a mí, dejad ir a estos;

9 para que se cumpliera la palabra que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno.

10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco.

11 Jesús entonces dijo a Pedro: Mete la espada en la vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿acaso no la he de beber?

12 Entonces la cohorte romana, el comandante y los alguaciles de los judíos prendieron a Jesús y le ataron,

13 y le llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote ese año.

Primera negación de Pedro

14 Y Caifás era el que había aconsejado a los judíos que convenía que un hombre muriera por el pueblo.

15 Y Simón Pedro seguía a Jesús, y también otro discípulo. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote,

16 pero Pedro estaba fuera, a la puerta. Así que el otro discípulo, que era conocido del sumo sacerdote, salió y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro.

17 Entonces la criada que cuidaba la puerta dijo* a Pedro: ¿No eres tú también uno de los discípulos de este hombre? Y él dijo*: No lo soy.

Jesús ante el sumo sacerdote

18 Y los siervos y los alguaciles estaban de pie calentándose junto a unas brasas que habían encendido porque hacía frío; y Pedro estaba también con ellos de pie y calentándose.

19 Entonces el sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de sus enseñanzas.

20 Jesús le respondió: Yo he hablado al mundo abiertamente; siempre enseñé en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en secreto.

21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que han oído lo que hablé; he aquí, estos saben lo que he dicho.

22 Cuando dijo esto, uno de los alguaciles que estaba cerca, dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?

23 Jesús le respondió: Si he hablado mal, da testimonio de lo que he hablado mal; pero si hablé bien, ¿por qué me pegas?

Pedro niega a Jesús otra vez

24 Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.

25 Simón Pedro estaba de pie, calentándose; entonces le dijeron: ¿No eres tú también uno de sus discípulos? Él lo negó y dijo: No lo soy.

26 Uno de los siervos del sumo sacerdote, que era pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, dijo*: ¿No te vi yo en el huerto con Él?

Jesús ante Pilato

27 Y Pedro lo negó otra vez, y al instante cantó un gallo.

28 Entonces llevaron* a Jesús de casa de Caifás al Pretorio. Era muy de mañana. Y ellos no entraron al Pretorio para no contaminarse y poder comer la Pascua.

29 Pilato entonces salió fuera hacia ellos y dijo*: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?

30 Ellos respondieron, y le dijeron: Si este hombre no fuera malhechor, no te lo hubiéramos entregado.

31 Entonces Pilato les dijo: Llevadle vosotros, y juzgadle conforme a vuestra ley. Los judíos le dijeron: A nosotros no nos es permitido dar muerte a nadie.

Diálogo entre Jesús y Pilato

32 Para que se cumpliera la palabra que Jesús había hablado, dando a entender de qué clase de muerte iba a morir.

33 Entonces Pilato volvió a entrar al Pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?

34 Jesús respondió: ¿Esto lo dices por tu cuenta, o porque otros te lo han dicho de mí?

35 Pilato respondió: ¿Acaso soy yo judío? Tu nación y los principales sacerdotes te entregaron a mí. ¿Qué has hecho?

36 Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí.

37 Pilato entonces le dijo: ¿Así que tú eres rey? Jesús respondió: Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.

38 Pilato le preguntó*: ¿Qué es la verdad? Y habiendo dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo*: Yo no encuentro ningún delito en Él.

39 Pero es costumbre entre vosotros que os suelte a uno en la Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?

40 Entonces volvieron a gritar, diciendo: No a este, sino a Barrabás. Y Barrabás era un ladrón.

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