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Job 3 - Biblia de las Americas 1997

Lamentos de Job

1 Después abrió Job su boca y maldijo el día de su nacimiento.

2 Y Job dijo:

3 Perezca el día en que yo nací, y la noche que dijo: «Un varón ha sido concebido».

4 Sea ese día tinieblas, no lo tome en cuenta Dios desde lo alto, ni resplandezca sobre él la luz.

5 Apodérense de él tinieblas y densa oscuridad, pósese sobre él una nube, llénelo de terror la negrura del día.

6 Y en cuanto a aquella noche, apodérense de ella las tinieblas; que no se alegre entre los días del año, ni se cuente en el número de los meses.

7 He aquí, sea estéril aquella noche, no entren en ella gritos de júbilo.

8 Maldíganla los que maldicen el día, los que están listos para despertar a Leviatán.

9 Oscurézcanse las estrellas de su alba; que espere la luz mas no la tenga, que tampoco vea el rayar de la aurora;

10 porque no cerró las puertas del vientre de mi madre, ni escondió la aflicción de mis ojos.

11 ¿Por qué no morí yo al nacer, o expiré al salir del vientre?

12 ¿Por qué me recibieron las rodillas, y para qué los pechos que me dieron de mamar?

13 Porque ahora yo yacería tranquilo; dormiría, y entonces tendría descanso

14 con los reyes y los consejeros de la tierra, que reedificaron ruinas para sí;

15 o con príncipes que tenían oro, que llenaban sus casas de plata.

16 O como aborto desechado, yo no existiría, como los niños que nunca vieron la luz.

17 Allí los impíos cesan de airarse, y allí reposan los cansados.

18 Juntos reposan los prisioneros; no oyen la voz del capataz.

19 Allí están los pequeños y los grandes, y el esclavo es libre de su señor.

20 ¿Por qué se da luz al que sufre, y vida al amargado de alma;

21 a los que ansían la muerte, pero no llega, y cavan por ella más que por tesoros;

22 que se alegran sobremanera, y se regocijan cuando encuentran el sepulcro?

23 ¿Por qué dar luz al hombre cuyo camino está escondido, y a quien Dios ha cercado?

24 Porque al ver mi alimento salen mis gemidos, y mis clamores se derraman como agua.

25 Pues lo que temo viene sobre mí, y lo que me aterroriza me sucede.

26 No tengo reposo ni estoy tranquilo, no descanso, sino que me viene turbación.

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La Biblia de las América

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