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Jeremías 37 - Biblia de las Americas 1997

Jeremías encarcelado

1 Y Sedequías, hijo de Josías, a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, había hecho rey en la tierra de Judá, reinó en lugar de Conías, hijo de Joacim.

2 Pero ni él, ni sus siervos, ni el pueblo de la tierra escucharon las palabras que el Señor había hablado por medio del profeta Jeremías.

3 Y el rey Sedequías envió a Jucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, a decir al profeta Jeremías: Ruega ahora por nosotros al Señor nuestro Dios.

4 Y Jeremías entraba y salía en medio del pueblo, porque todavía no lo habían puesto en la cárcel.

5 Entretanto, el ejército de Faraón había salido de Egipto, y cuando los caldeos que tenían sitiada a Jerusalén oyeron la noticia acerca de ellos, levantaron el sitio de Jerusalén.

6 Entonces vino la palabra del Señor al profeta Jeremías, diciendo:

7 Así dice el Señor, Dios de Israel: «Así diréis al rey de Judá, que os envió a mí para consultarme: “He aquí, el ejército de Faraón que salió en vuestra ayuda, volverá a su tierra de Egipto.

8 Y volverán los caldeos y pelearán contra esta ciudad, la capturarán y le prenderán fuego” ».

9 Así dice el Señor: «No os engañéis, diciendo: “Ciertamente los caldeos se apartarán de nosotros”, porque no se apartarán.

10 Pues aunque hubierais derrotado a todo el ejército de los caldeos que peleaba contra vosotros, y solo quedaran heridos entre ellos, se levantaría cada uno en su tienda, y prenderían fuego a esta ciudad».

11 Y sucedió que cuando el ejército de los caldeos levantó el sitio de Jerusalén por causa del ejército de Faraón,

12 Jeremías salió de Jerusalén para ir a la tierra de Benjamín a tomar allí posesión de una propiedad en el pueblo.

13 Estando él a la puerta de Benjamín, había allí un capitán de la guardia que se llamaba Irías, hijo de Selemías, hijo de Hananías, el cual apresó al profeta Jeremías, diciendo: Tú vas a pasarte a los caldeos.

14 Pero Jeremías dijo: ¡No es verdad! No voy a pasarme a los caldeos. Sin embargo él no le hizo caso. Apresó, pues, Irías a Jeremías y lo llevó a los oficiales.

15 Y los oficiales se enojaron contra Jeremías y lo azotaron, y lo encarcelaron en la casa del escriba Jonatán, la cual habían convertido en prisión.

16 Entró, pues, Jeremías en el calabozo, es decir, en la celda abovedada; allí permaneció Jeremías muchos días.

17 Y el rey Sedequías envió a sacarlo, y en su palacio el rey le preguntó secretamente, y le dijo: ¿Hay palabra del Señor? Y Jeremías respondió: La hay. Y añadió: En manos del rey de Babilonia serás entregado.

18 Dijo también Jeremías al rey Sedequías: ¿En qué he pecado contra ti, o contra tus siervos, o contra este pueblo para que me hayas puesto en prisión?

19 ¿Dónde, pues, están vuestros profetas que os profetizaban, diciendo: «El rey de Babilonia no vendrá contra vosotros, ni contra esta tierra»?

20 Mas ahora, te ruego que escuches, oh rey mi señor; venga ahora mi súplica delante de ti, y no me hagas volver a la casa del escriba Jonatán, no sea que muera yo allí.

21 Entonces el rey Sedequías ordenó que pusieran a Jeremías en el patio de la guardia y le dieran una torta de pan al día de la calle de los panaderos, hasta que se acabara todo el pan en la ciudad. Y permaneció Jeremías en el patio de la guardia.

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