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Jeremías 33 - Biblia de las Americas 1997

Promesas de restauración

1 Vino la palabra del Señor a Jeremías por segunda vez, mientras él estaba aún detenido en el patio de la guardia, diciendo:

2 Así dice el Señor que hizo la tierra, el Señor que la formó para establecerla; el Señor es su nombre:

3 «Clama a mí, y yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces».

4 Porque así dice el Señor, Dios de Israel, acerca de las casas de esta ciudad y acerca de las casas de los reyes de Judá que han sido derribadas para hacer defensas contra los terraplenes de asalto y contra la espada:

5 «Mientras ellos vienen a pelear contra los caldeos y a llenarlas con los cadáveres de los hombres que herí en mi ira y en mi furor, pues yo había escondido mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad,

6 he aquí, yo le traeré salud y sanidad; los sanaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad.

7 Restauraré el bienestar de Judá y el bienestar de Israel y los reedificaré como eran al principio.

8 Los limpiaré de toda la maldad que cometieron contra mí, y perdonaré todas las iniquidades con que pecaron contra mí y con las que se rebelaron contra mí.

9 Y la ciudad será para mí un nombre de gozo, de alabanza y de gloria ante todas las naciones de la tierra, que oirán de todo el bien que yo le hago, y temerán y temblarán a causa de todo el bien y de toda la paz que yo le doy».

10 Así dice el Señor: «En este lugar, del cual decís vosotros: “Es una desolación, sin hombres y sin animales”, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén que están desoladas, sin hombres, sin habitantes y sin animales, se oirá de nuevo

11 voz de gozo y voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia, la voz de los que dicen: “Dad gracias al Señor de los ejércitos, porque el Señor es bueno, porque para siempre es su misericordia”; y de los que traen ofrenda de acción de gracias a la casa del Señor. Porque restauraré el bienestar de esta tierra como fueron al principio» —dice el Señor.

12 Así dice el Señor de los ejércitos: «En este lugar desolado, sin hombres y sin animales, y en todas sus ciudades, habrá de nuevo morada de pastores que hagan descansar sus rebaños.

13 En las ciudades de la región montañosa, en las ciudades de la llanura, en las ciudades del Neguev, en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en las ciudades de Judá, volverán a pasar las ovejas bajo las manos del que las cuenta» —declara el Señor.

14 «He aquí, vienen días» —declara el Señor— «en que cumpliré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá.

15 En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar de David un Renuevo justo, y Él hará juicio y justicia en la tierra.

16 En aquellos días estará a salvo Judá, y Jerusalén morará segura, y este es el nombre con el cual será llamada: el Señor, justicia nuestra».

17 Porque así dice el Señor: «Nunca le faltará a David quien se siente sobre el trono de la casa de Israel;

18 y a los sacerdotes levitas nunca les faltará quien en presencia mía ofrezca holocausto, queme ofrendas de cereal y prepare sacrificios todos los días».

19 Y vino palabra del Señor a Jeremías, diciendo:

20 Así dice el Señor: «Si pudierais romper mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de modo que el día y la noche no vinieran a su tiempo,

21 entonces también se podría romper mi pacto con mi siervo David, y él no tendría hijo para reinar sobre su trono con los sacerdotes levitas, mis ministros.

22 Como no se puede contar el ejército del cielo, ni se puede medir la arena del mar, así multiplicaré la descendencia de mi siervo David y de los levitas que me sirven».

23 Y vino palabra del Señor a Jeremías, diciendo:

24 ¿No has observado lo que este pueblo ha hablado, diciendo: «Las dos familias que el Señor escogió, las ha desechado»? Desprecian a mi pueblo, ya no son una nación ante sus ojos.

25 Así dice el Señor: «Si no permanece mi pacto con el día y con la noche, y si no he establecido las leyes del cielo y de la tierra,

26 entonces desecharé la descendencia de Jacob y de mi siervo David, para no tomar de su descendencia quien gobierne sobre la descendencia de Abraham, de Isaac y de Jacob. Pero yo restauraré su bienestar y tendré de ellos misericordia».

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