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2 Crónicas 18 - Biblia de las Americas 1997

Profecía de Micaías contra Acab

1 Josafat tenía grandes riquezas y gloria; se emparentó con Acab,

2 y algunos años después descendió a Samaria para visitar a Acab. Y Acab mató muchas ovejas y bueyes para él y para el pueblo que estaba con él, y lo persuadió a que subiera contra Ramot de Galaad.

3 Y Acab, rey de Israel, dijo a Josafat, rey de Judá: ¿Irás conmigo contra Ramot de Galaad? Y él le respondió: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo; estaremos contigo en la batalla.

4 Dijo además Josafat al rey de Israel: Te ruego que primero consultes la palabra del Señor.

5 Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, cuatrocientos hombres, y les dijo: ¿Iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o debo desistir? Y ellos dijeron: Sube, porque Dios la entregará en mano del rey.

6 Pero Josafat dijo: ¿No queda aún aquí algún profeta del Señor para que le consultemos?

7 Y el rey de Israel dijo a Josafat: Todavía queda un hombre por medio de quien podemos consultar al Señor, pero lo aborrezco, porque nunca profetiza lo bueno en cuanto a mí, sino siempre lo malo. Es Micaías, hijo de Imla. Pero Josafat dijo: No hable el rey así.

8 Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Trae pronto a Micaías, hijo de Imla.

9 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus mantos, en la era a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas estaban profetizando delante de ellos.

10 Y Sedequías, hijo de Quenaana, se había hecho cuernos de hierro y decía: Así dice el Señor: «Con estos acornearás a los arameos hasta acabarlos».

11 Y todos los profetas profetizaban así, diciendo: Sube a Ramot de Galaad y tendrás éxito, pues el Señor la entregará en manos del rey.

12 Y el mensajero que fue a llamar a Micaías le habló, diciendo: He aquí, las palabras de los profetas son unánimes en favor del rey. Por esto te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, y hables favorablemente.

13 Pero Micaías dijo: Vive el Señor, que lo que mi Dios me diga, eso hablaré.

14 Y cuando llegó al rey, el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a Ramot de Galaad a pelear, o debo desistir? Él respondió: Sube y tendrás éxito, porque serán entregados en tu mano.

15 Entonces el rey le dijo: ¿Cuántas veces he de tomarte juramento de que no me digas más que la verdad en el nombre del Señor?

16 Y él respondió: Vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas sin pastor; y el Señor dijo: «Estos no tienen señor; que cada uno vuelva a su casa en paz».

17 Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te dije que no profetizaría lo bueno acerca de mí, sino lo malo?

18 Respondió Micaías: Por tanto, escuchad la palabra del Señor. Yo vi al Señor sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su derecha y a su izquierda.

19 Y el Señor dijo: «¿Quién inducirá a Acab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?». Y uno decía de una manera, y otro de otra.

20 Entonces se adelantó un espíritu y se puso delante del Señor, y dijo: «Yo lo induciré». Y el Señor le dijo: «¿Cómo?».

21 Y él respondió: «Saldré y seré un espíritu de mentira en boca de todos sus profetas». Entonces Él dijo: «Lo inducirás y también prevalecerás. Ve y hazlo así».

22 Y ahora, he aquí, el Señor ha puesto un espíritu de mentira en boca de estos tus profetas, pues el Señor ha decretado el mal contra ti.

23 Entonces se acercó Sedequías, hijo de Quenaana, y golpeó a Micaías en la mejilla, y dijo: ¿Cómo pasó el Espíritu del Señor de mí para hablarte a ti?

24 Respondió Micaías: He aquí, tú lo verás aquel día en que entres en un aposento interior para esconderte.

25 Y el rey de Israel dijo: Tomad a Micaías y devolvedlo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey;

26 y decid: «Así dice el rey: “Echad a este en la cárcel, y alimentadlo con poco pan y poca agua hasta que yo vuelva en paz” ».

27 Y Micaías dijo: Si en verdad vuelves en paz, el Señor no ha hablado por mí. Y añadió: Oíd, pueblos todos.

28 Y subió el rey de Israel con Josafat, rey de Judá, contra Ramot de Galaad.

29 Y el rey de Israel dijo a Josafat: Yo me disfrazaré para entrar en la batalla, pero tú ponte tus ropas reales. Y el rey de Israel se disfrazó y entraron en la batalla.

30 Pero el rey de Aram había ordenado a los capitanes de sus carros, diciendo: No peleéis contra chico ni contra grande, sino solo contra el rey de Israel.

31 Y sucedió que cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Este es el rey de Israel; y se desviaron para pelear contra él. Pero Josafat clamó, y el Señor vino en su ayuda, y Dios los apartó de él,

32 pues al ver los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo.

33 Y un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre la juntura de la armadura. Y él dijo al cochero: Da la vuelta y sácame de la batalla pues estoy gravemente herido.

34 Pero la batalla arreció aquel día, y el rey de Israel fue sostenido en el carro frente a los arameos hasta la tarde; y murió al ponerse el sol.

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