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Génesis 37 - Biblia al día 1989

1 Jacob se estableció en la tierra de Canaán, donde su padre había residido como extranjero.

2 Ésta es la historia de Jacob y su familia.Cuando José tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño junto a sus hermanos, los hijos de Bilhá y de Zilpá, que eran concubinas de su padre. El joven José solía informar a su padre de la mala fama que t

3 Israel amaba a José más que a sus otros hijos, porque lo había tenido en su vejez. Por eso mandó que le confeccionaran una túnica especial de mangas largas.

4 Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a ellos, comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban.

5 Cierto día José tuvo un sueño y, cuando se lo contó a sus hermanos, éstos le tuvieron más odio todavía,

6 pues les dijo:—Prestadme atención, que os voy a contar lo que he soñado.

7 Resulta que estábamos todos nosotros en el campo atando gavillas. De pronto, mi gavilla se levantó y quedó erguida, mientras que las vuestras se juntaron alrededor de la mía y le hicieron reverencias.

8 Sus hermanos replicaron:—¿De veras crees que vas a reinar sobre nosotros, y que nos vas a someter?Y lo odiaron aún más por los sueños que él les contaba.

9 Después José tuvo otro sueño, y se lo contó a sus hermanos. Les dijo:—Tuve otro sueño, en el que veía que el sol, la luna y once estrellas me hacían reverencias.

10 Cuando se lo contó a su padre y a sus hermanos, su padre lo reprendió:—¿Qué quieres decirnos con este sueño que has tenido? —le preguntó—. ¿Acaso tu madre, tus hermanos y yo vendremos a hacerte reverencias?

11 Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba en todo esto.

12 En cierta ocasión, los hermanos de José se fueron a Siquén para apacentar las ovejas de su padre.

13 Israel le dijo a José:—Tus hermanos están en Siquén apacentando las ovejas. Quiero que vayas a verlos.—Está bien —contestó José.

14 Israel continuó:—Vete a ver cómo están tus hermanos y el rebaño, y tráeme noticias frescas.Y lo envió desde el valle de Hebrón. Cuando José llegó a Siquén,

15 un hombre lo encontró perdido en el campo y le preguntó:—¿Qué andas buscando?

16 —Ando buscando a mis hermanos —contestó José—. ¿Podrías tú indicarme dónde están apacentando el rebaño?

17 Ya se han marchado de aquí —le informó el hombre—. Les oí decir que se dirigían a Dotán.José siguió buscando a sus hermanos, y los encontró cerca de Dotán.

18 Como ellos lo vieron desde lejos, antes de que se acercara tramaron un plan para matarlo.

19 Se dijeron unos a otros:—Ahí viene ese soñador.

20 Ahora sí que le llegó la hora. Vamos a matarlo y echarlo en una de estas cisternas, y diremos que lo devoró un animal salvaje. ¡Y a ver en qué terminan sus sueños!

21 Cuando Rubén escuchó esto, intentó librarlo de las garras de sus hermanos, así que les propuso:—No lo matemos.

22 No derraméis sangre. Arrojadlo en esta cisterna en el desierto, pero no le pongáis la mano encima.Rubén dijo esto porque su intención era rescatar a José y devolverlo a su padre.

23 Cuando José llegó adonde estaban sus hermanos, le arrancaron la túnica especial de mangas largas,

24 lo agarraron y lo echaron en una cisterna que estaba vacía y seca.

25 Luego se sentaron a comer. En eso, al levantar la vista, divisaron una caravana de ismaelitas que venía de Galaad. Sus camellos estaban cargados de perfumes, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto.

26 Entonces Judá les propuso a sus hermanos:—¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano y ocultar su muerte?

27 En vez de eliminarlo, vendámoslo a los ismaelitas; al fin de cuentas, es nuestro propio hermano.Sus hermanos estuvieron de acuerdo con él,

28 así que cuando los mercaderes madianitas se acercaron, sacaron a José de la cisterna y se lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata. Fue así como se llevaron a José a Egipto.

29 Cuando Rubén volvió a la cisterna y José ya no estaba allí, se rasgó las vestiduras en señal de duelo.

30 Regresó entonces adonde estaban sus hermanos, y les dijo:—¡Ya no está ese muchacho! Y ahora, ¿qué hago?

31 En seguida los hermanos tomaron la túnica especial de José, degollaron un cabrito, y con la sangre empaparon la túnica.

32 Luego la mandaron a su padre con el siguiente mensaje: «Encontramos esto. Fíjate bien si es o no la túnica de tu hijo.»

33 En cuanto Jacob la reconoció, exclamó: «¡Sí, es la túnica de mi hijo! ¡Seguro que un animal salvaje lo devoró y lo hizo pedazos!»

34 Y Jacob se rasgó las vestiduras y se vistió de luto, y por mucho tiempo hizo duelo por su hijo.

35 Todos sus hijos y sus hijas intentaban calmarlo, pero él no se dejaba consolar, sino que decía: «No. Guardaré luto hasta que descienda al sepulcro para reunirme con mi hijo.» Así Jacob siguió llorando la muerte de José.

36 En Egipto, los madianitas lo vendieron a un tal Potifar, funcionario del faraón y capitán de la guardia.

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Biblia al Día (BAD)

Copyright © Editorial "Mundo Hispano" en 1989, inspirada en la versión americana "The Living Bible".

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