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Salmos 35:22 - La Biblia Textual 3a Edicion

22 ¡Oh YHVH, Tú también lo estás viendo: ¡No calles! ¡Oh Adonay, no estés lejos de mí!

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Biblia Reina Valera 1960

22 Tú lo has visto, oh Jehová; no calles; Señor, no te alejes de mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Oh Señor, tú sabes de todo esto; no te quedes callado. No me abandones ahora, oh Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Tú, Señor, que lo has visto, no te quedes callado, ¡no te apartes de mí, Señor!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Tú, Señor, que lo ves, no estés callado, mi Señor, no te tengas a distancia.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

22 Tú lo has visto, oh Jehová; no calles: Oh Señor, no te alejes de mí.

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Salmos 35:22
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

l ¿Por qué estás lejos, oh YHVH, Y te escondes en tiempos de angustia?


Luego dijo YHVH: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor por causa de sus opresores, porque conozco sus padecimientos.


De David. A ti clamo, oh YHVH, Roca mía. No guardes silencio para conmigo, No sea que te desentiendas de mí, Y llegue a ser semejante a los que bajan al sepulcro.


¡Oh ’Elohim, no te alejes de mí! Dios mío, apresúrate a socorrerme.


¡No me desampares, oh YHVH, Dios mío, Ni te quedes lejos de mí!


No te alejes de mí, porque la angustia está cerca, Porque no hay quien ayude.


Lo tengo escrito ante mí; No callaré hasta dar retribución, No descansaré hasta retribuir en su mismo seno


Cántico. Salmo de Asaf. ¡Oh ’Elohim, no guardes silencio! ¡Oh ’Elohim, no calles ni te estés quieto!


Estas cosas has hecho, ¿Y guardaré silencio? ¿Pensaste que Yo soy igual a ti? Te reprenderé y expondré tus pecados ante tus propios ojos.


Escucha mi oración, oh YHVH, Y presta oído a mi clamor; No guardes silencio ante mis lágrimas, Porque he llegado a ser un extraño para ti, Un forastero, como todos mis padres.


Pero Tú, oh YHVH, ¡no te alejes, fortaleza mía! ¡Apresúrate a socorrerme!


Ciertamente he visto la opresión de mi pueblo que está en Egipto, y he oído sus gemidos,° y he descendido a librarlos. Ahora, pues, ven, para que te envíe a Egipto.°


r Sin embargo Tú lo ves, Porque observas el agravio y la vejación, Para retribuirlo con tu mano. ¡A ti se encomienda el desvalido! ¡Tú eres el defensor del huérfano!


Me han rodeado muchos toros, Fuertes toros de Basán me han cercado.


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