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Salmos 104:32 - La Biblia Textual 3a Edicion

32 El cual mira a la tierra, y ella tiembla, Toca los montes, y humean.

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Biblia Reina Valera 1960

32 Él mira a la tierra, y ella tiembla; Toca los montes, y humean.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 La tierra tiembla ante su mirada; las montañas humean cuando él las toca.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 él, que mira a la tierra y ésta tiembla, y si toca a los montes, echan humo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 el que mira a la tierra y la estremece, el que toca a los montes y echan humo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

32 Él mira a la tierra, y ella tiembla; Toca los collados, y humean.

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Salmos 104:32
16 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Oh YHVH, inclina tus cielos y desciende, Toca los montes, y humeen.


Todo el monte Sinay humeaba, porque YHVH había descendido sobre él en el fuego,° y su humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera,


Te ven las montañas, y tiemblan; El turbión de aguas se desencadena, El abismo deja oír su voz, y eleva en alto sus manos.


¡Tiembla, oh tierra, en presencia de Adón,° En presencia del Dios de Jacob,


Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él, ante cuyo rostro huyeron la tierra y el cielo, y no fue hallado lugar para ellos.


¿No temblará la tierra por esto, y harán luto todos sus moradores? Sí, toda ella subirá como el Nilo y se agitará, Pero como el río de Egipto, se hundirá de nuevo.°


¿No me temeréis a mí?, dice YHVH; ¿No temblaréis ante mi presencia, Yo, que pongo la arena como límite al mar, Estatuto perpetuo que no puede traspasar? Aunque se agiten sus olas, No pueden prevalecer, Aunque rujan sus olas, no lo traspasan.


Te vieron las aguas, oh ’Elohim, Las aguas te vieron y temieron, Los abismos también se estremecieron.


Nuestro Dios viene, y no en silencio; Un fuego devorador lo precede, Y en derredor suyo ruge una gran tempestad.


Y por segunda vez han dicho: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos.°


Abriste tu camino en el mar, Tus sendas, en las aguas caudalosas, Y tus pisadas no dejaron rastro.


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