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Salmos 87:4 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 'Yo cuento a Ráhab y a Babel entre los que me conocen; tirios y filisteos e incluso etíopes han nacido allí'.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen; He aquí Filistea y Tiro, con Etiopía; Este nació allá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Incluiré a Egipto y a Babilonia entre los que me conocen, también a Filistea y a Tiro, e incluso a la distante Etiopía. ¡Ahora todas son ciudadanas de Jerusalén!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Hablamos entre amigos de Egipto y Babilonia, luego, de Tiro, Filistea y Etiopía: tal y cual han nacido aquí o allá.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Yo haré mención de Rahab,° y de Babilonia entre los que me conocen, He aquí Filistea, Tiro y Etiopía: °Éste nació allá.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Mencionaré a Rahab y a Babilonia entre los que me conocen. He aquí Filistea, y Tiro, con Etiopía: Este nació allá.

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Salmos 87:4
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Si se prendare el rey de tu hermosura, ya que él es tu señor, póstrate ante él.


Amenaza tú a la bestia de las cañas, la banda de los búfalos, los toros de los pueblos, que se sometan como vasallos tributarios; dispersa las naciones que se complacen en la guerra.


Tú dominas la furia de los mares, sus olas engreídas, tú las haces callar;


Dios no desiste de su cólera; le están sometidos los esbirros de Ráhab.


Gritó con voz potente, diciendo: '¡Cayó, cayó Babilonia, la grande! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de toda clase de espíritus inmundos, en guarida de toda suerte de aves impuras y aborrecibles.


Sobre su frente había un nombre escrito -un misterio-: Babilonia la grande, la madre de las prostitutas y de las abominaciones de la tierra.


Se levantó y partió. Un etíope, eunuco, alto funcionario de Candace, reina de los etíopes, que estaba al frente de todos sus tesoros, había venido a Jerusalén a adorar.


En aquel mismo instante se cumplió en Nabucodonosor la sentencia. Fue expulsado de entre los hombres, comió hierba como los bueyes y su cuerpo se empapó del rocío del cielo; le crecieron los cabellos como las plumas de las águilas y las uñas como las de los pájaros.


'Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro. Así dice el Señor Yahveh: Tu corazón se ha envanecido y dices: 'Soy un dios, morada de dioses ocupo en el corazón de los mares' -cuando sólo eres un hombre y no un dios, aunque al corazón de Dios equiparas tu corazón-.


mirad que yo mando a buscar a todas las tribus del norte -oráculo de Yahveh- y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y las traeré contra este país y sus habitantes y contra todas estas naciones de su entorno, los entregaré al exterminio y haré de ellos horror, rechifla y ruinas perpetuas.


¡Despierta, despierta, vístete de fuerza, brazo de Yahveh! ¡Despierta como en los días de antaño, como en las generaciones antiguas! ¿No fuiste tú quien hendió a Ráhab, quien traspasó al dragón?


¡Qué necios los príncipes de Soán! Los más sabios consejeros del Faraón forman un consejo insensato. ¿Cómo decís al Faraón: 'Soy hijo de sabios, hijo de los reyes de antaño?'.


A la orilla de los ríos de Babel estábamos sentados y llorábamos, recordando a Sión.


Se paró. Y dirigiéndose a las filas de Israel, les gritó: '¿Por qué habéis salido a poneros en orden de batalla? ¿No soy yo filisteo, y vosotros servidores de Saúl? ¡Elegid, por parte vuestra, a uno que baje a luchar contra mí!


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