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Salmos 69:27 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Ya que acosan al que tú has castigado y acrecientan los dolores de tu víctima,

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Biblia Reina Valera 1960

27 Pon maldad sobre su maldad, Y no entren en tu justicia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Amontona sus pecados en una enorme pila, y no los dejes en libertad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Impútales falta tras falta y que de ellas nunca se libren;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 ¡Añádeles iniquidad sobre su iniquidad, Y no entren ellos en tu justicia!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

27 Pon maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia.

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Salmos 69:27
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Aunque se trate con clemencia al impío, no aprende la justicia; en país de rectitud obra el mal, no ve la majestad de Yahveh.


Y nuestros enemigos decían: 'No se van a enterar ni van a ver nada hasta que estemos encima de ellos. Los mataremos y pondremos fin a la obra'.


Alejandro, el herrero, me ha perjudicado mucho: el Señor le dará lo merecido por sus obras.


Y como no se dignaron retener el conocimiento verdadero de Dios, Dios los entregó a la reprobable mentalidad de realizar cosas nefandas:


mientras que Israel, que iba tras una ley que procurara justicia, no llegó al fin de la ley.


Por lo tanto, Él tiene misericordia de quien quiere, y Él endurece a quien quiere.


Que el Señor tenga memoria de las culpas de sus padres y no borre el pecado de su madre:


Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer.


Los que de vosotros sobrevivan todavía se pudrirán en el país de sus enemigos; a causa de su iniquidad y de la iniquidad de sus padres, se pudrirán.


Endureció Yahveh el corazón del Faraón y éste no los escuchó, tal y como lo había predicho Yahveh a Moisés.


Dijeron los magos al Faraón: 'El dedo de Dios está aquí'. Pero el corazón del Faraón se endureció y, como lo había predicho Yahveh, no los escuchó.


Y al ver junto al camino una higuera, se acercó a ella; pero no encontró más que hojas. Entonces le dice: '¡Nunca jamás brote de ti fruto alguno!'. Y al punto se secó la higuera.


Haré de ella un erial: no se podará ni escardará, crecerán cardos y abrojos; mandaré a las nubes que no lluevan sobre ella.


Ése recibirá del Señor bendición, el parabién del Dios su salvador.


¿Por qué me perseguís, como Dios, sin hartaros aún de mi carne?


En verdad, él llevó nuestras enfermedades, y nuestros dolores él se los cargó. ¡Y nosotros lo teníamos por un castigado, y humillado golpeado por Dios!


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