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Salmos 4:4 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Sabed que el Señor distingue a sus amados, que él me escucha al invocarle.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Temblad, y no pequéis; Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 No pequen al dejar que el enojo los controle; reflexionen durante la noche y quédense en silencio. Interludio

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Si tienen rabia, no se arriesguen, guárdenlo para ustedes, en la cama, y quédense luego callados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 ¡Temblad, y no pequéis!° Meditad° en vuestro corazón sobre vuestro lecho, Estad en silencio. Selah

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Asombraos, y no pequéis: Meditad en vuestro corazón sobre vuestra cama, y callad. (Selah)

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Salmos 4:4
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Si os indignáis, no lleguéis a pecar: no se ponga el sol sobre vuestra ira,


Cavilando en los días del pasado, en los tiempos antiguos,


No seas sabio a tus ojos, teme a Yahveh y apártate del mal:


Cual de grasa y de médula, me siento satisfecho, y mi boca te alaba con labios jubilosos.


La guerra hace cesar en todos los confines, rompe arcos, quiebra lanzas y consume los carros en el fuego.


Examinaos vosotros mismos a ver si os mantenéis en la fe; poneos a prueba. ¿O acaso no os dais cuenta de que Jesucristo está entre vosotros? ¡A no ser que estéis desaprobados!


Adorad al Señor, toda la tierra, y temblad ante él, seres del orbe:


Y luego dijo al hombre: Temer al Señor es sabiduría; huir del mal, inteligencia'.


Con bondad y lealtad se expía la culpa, con el temor de Yahveh se evita el mal.


En cambio, Yahveh está en su santo templo. ¡Enmudezca ante él toda la tierra!


El camino de los justos es evitar el mal; quien vigila sus pasos guarda su vida.


Sin. Los grandes me persiguen sin razón, mas mi corazón teme tus dichos.


Pero tú, Señor, eres mi escudo, mi honor y el que levanta mi cabeza.


Adorad al Señor en el temor y con temblor besad sus pies,


¿No me temeréis? -oráculo de Yahveh-. ¿No temblaréis ante mí, que puse la arena por frontera al mar, barrera eterna que no ha de pasar? Agitarse podrá, pero no le valdrá; bramarán sus olas, pero no la pasarán.


Ah Señor, cuántos son mis opresores, cuántos los que se yerguen contra mí,


Yo te invoco para que tú, Dios, me respondas: inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.


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