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Salmos 37:39 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Tau. El auxilio del justo es el Señor, su refugio en la hora del aprieto.

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Biblia Reina Valera 1960

39 Pero la salvación de los justos es de Jehová, Y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 El Señor rescata a los justos; él es su fortaleza en tiempos de dificultad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 La salvación de los justos viene del Señor, él es su refugio en tiempos de angustia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 t La salvación de los justos proviene de YHVH, Él es su fortaleza en el tiempo de angustia.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

39 Pero la salvación de los justos viene de Jehová; Él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.

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Salmos 37:39
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Gobierna el orbe con justicia y juzga las naciones rectamente.


Él me invoca y yo lo atiendo, en la angustia estoy con él para librarle y ponerlo en dignidad.


Pero el Señor me asistió y me dio fuerzas, de tal manera que, por mi medio, hubo una plena proclamación de la palabra y llegó a oídos de todos los gentiles; y yo mismo fui librado de las fauces del león.


Mirad al Dios de mi salvación: confío y no temo, que mi fuerza y mi canto es Yahveh y él es mi salvación'.


Levántate, Señor, libérame, Dios mío, pues tú eres quien hiere a mi enemigo en la mejilla y quebranta los dientes del impío.


Del director. De los hijos de Coré. Al alamot. Canto.


Pues por la gracia habéis sido salvados mediante la fe; y esto no proviene de vosotros: es don de Dios;


para que, fortalecidos bajo todos los aspectos, según el poder de su gloria, con ánimo constante y llenos de alegría,


Los adoradores de ídolos vanos malogran su piedad.


Yahveh, ten piedad de nosotros, en ti esperamos; sé nuestro brazo cada mañana, nuestra salvación en tiempo de angustia.


Dios los ayudó contra ellos, y los agarenos y todos los que con ellos estaban cayeron en sus manos; pues clamaron a Dios durante la batalla, y él los escuchó, porque habían confiado en él.


Así salvó Yahveh a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén de las manos de Senaquerib, rey de Asiria, y de las manos de todos los demás. Y les dio paz en todas sus fronteras.


Váu. El Señor es el torreón del oprimido, su refugio en los momentos del aprieto.


El Señor es mi fortaleza, él mi escudo, en él espero y él me ayuda: mi corazón se regocija y con mi canto le doy gracias.


Res. Grandes son los males de los justos, y él los salva de todos.


Dios es para nosotros refugio y fortaleza, ayuda en las angustias, siempre pronta.


Tan sólo en el Señor mi alma halla reposo, de él viene mi victoria,


El justo es liberado de la angustia, y en su lugar sucumbe el malvado.


Pues te pongo frente a este pueblo como muro de bronce inquebrantable: te combatirán, pero no te podrán; pues contigo estoy yo para salvarte y librarte -oráculo de Yahveh-.


Desde luego, nuestro Dios, a quien servimos, puede librarnos y nos librará del horno de fuego ardiente y de tus manos, ¡oh rey!


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