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Salmos 119:50 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

50 En mis pesares tengo yo este consuelo: que tu palabra me da vida.

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Biblia Reina Valera 1960

50 Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

50 Tu promesa renueva mis fuerzas; me consuela en todas mis dificultades.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

50 Este es mi consuelo en mi miseria que tu palabra me vivificará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

50 Ella ha sido mi consuelo en mi aflicción, Porque tu promesa me ha dado vida.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

50 Esta es mi consuelo en mi aflicción; pues tu palabra me ha vivificado.

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Salmos 119:50
20 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Ahora bien, todo lo que se escribió en el pasado, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que, por la constancia y por el consuelo que nos dan las Escrituras, mantengamos la esperanza.


Es el espíritu el que da vida, la carne de nada sirve. Las palabras que yo os he dicho son espíritu y son vida.


Cuando crecen las cuitas en mi pecho, tus consuelos me alegran el espíritu.


El Señor es mi fortaleza, él mi escudo, en él espero y él me ayuda: mi corazón se regocija y con mi canto le doy gracias.


con quebranto en los huesos?'. El opresor me insulta, diciéndome sin tregua: '¿Dónde está tu Dios?'.


Aparecían tus palabras y yo las devoraba; tu palabra era mi gozo y la alegría de mi corazón, pues sobre mí se invocaba tu nombre, Yahveh, Dios Sebaot.


Un abismo llama a otro: al sonido de tus cataratas, tus rompientes todos y tus olas avanzan sobre mí.


¡Oh, yo espero he de gustar los bienes del Señor en la tierra de los vivos!


Dálet. Mi alma está tocando con el polvo: dame vida, conforme a tu palabra.


Profeticé como se me había mandado, y entonces entró en ellos el aliento, revivieron y se pusieron de pie. Era un ejército inmenso.


Apeteced, como niños recién nacidos, la leche pura y verdadera, para crecer así hacia la salvación,


Bendito Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos reengendró a una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,


Nos engendró por propia iniciativa, con palabra de verdad, para que fuéramos como primicias de su creación.


Haz real en tu siervo la palabra que lleva a tu temor.


Vau. Venga a mí, Señor, tu gracia, tu socorro, conforme a tu promesa,


Si en tu ley no tuviera mis delicias, hubiera perecido en mi miseria.


Aunque me halle en la angustia, tú conservas mi vida; contra mis enfurecidos enemigos extiendes tú la mano, y tu diestra me salva:


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