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Salmos 119:157 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

157 Muchos son mis enemigos y opresores, pero yo no me desvío de tu ley.

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Biblia Reina Valera 1960

157 Muchos son mis perseguidores y mis enemigos, Mas de tus testimonios no me he apartado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

157 Muchos me persiguen y me molestan, sin embargo, no me he desviado de tus leyes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

157 Mis perseguidores y mis enemigos son sin cuento, pero no me aparté de tus testimonios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

157 Los enemigos que me persiguen son muchos, Pero yo no me aparto de tus testimonios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

157 Muchos son mis perseguidores y mis enemigos; mas de tus testimonios no me he apartado.

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Salmos 119:157
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

De manera que, amados hermanos míos, manteneos firmes, inconmovibles, progresando constantemente en la obra del Señor y sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no cae en el vacío.


Los soberbios me toman a irrisión, mas de tu ley no me desvío;


No flaqueará ni desmayará, hasta que imponga en la tierra equidad; las islas esperan su enseñanza.


A sus huellas se ha ajustado mi pie, he seguido su camino sin desviarme,


el justo mantiene su camino y el de manos puras se fortalece.


Porque en verdad se confabularon en esta ciudad contra tu santo siervo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato con los gentiles y las tribus de Israel,


Entonces os entregarán al tormento y os matarán y seréis odiados por todos los pueblos a causa de mi nombre.


Los impíos me ponen asechanzas, mas de tu ley no me desvío.


Apiádate, Señor, que el hombre me atropella, me oprime, contiende todo el día.


por el clamor del que insulta y del que ultraja, a la vista de enemigos y opresores.


Mira a mis enemigos cuán numerosos son y el odio violento que me tienen.


Mi garganta está, como una teja, seca y mi lengua, pegada al paladar: me has reducido a polvo inanimado.


No te alejes de mí, pues la angustia está cerca, y no hay otro que me ampare.


Lamentación. De David. Cuando cantó a Yahveh, a propósito de Cus el benjaminita.


Todavía estaba él hablando cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de gran tropel de gente con espadas y palos, enviados por los pontífices y los ancianos del pueblo.


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